Friday, December 16, 2016

Los Aguinaldos de Santos

Para los colombianos –en general-, nada hay más santo que una audiencia de mediación con el Papa. La fecha tampoco es casual: 16 de diciembre. "Mis aguinaldos", dijo el presidente Juan Manuel Santos y con este gesto dio comienzo a la Novena.

El papa Francisco recibe a Juan Manuel Santos y Alvaro Uribe,
Foto: AFP
La “visual”, como le dicen ahora, es decir, la foto, tiene muchos símbolos: desde el punto de vista del Papa, a la diestra está sentado Santos y a su siniestra Uribe. Desde el punto de vista de Santos, a su derecha está Uribe. Y viceversa: Santos está a la izquierda de todo, creen los uribistas.

El intento de mediación es genuinamente vaticano. El Papa tiene primero audiencias separadas y después los reúne. ¿Qué consigue? “Decoro y reverencia”, nada más, dice Ginna Morelo en El Tiempo.

Por supuesto que Álvaro Uribe acudiría a la cita. No podía faltar. No quiere parecer el Grinch. Tampoco quiere que se vea “la silla vacía”. Sin embargo, desde sus primeras declaraciones da la impresión de que el resultado es nulo: acude a la audiencia pero no cambia de parecer. Como Santos, se cree portador de una verdad tan válida como la suya.

Los de Uribe pueden intentar desprestigiar el premio Nobel de Paz y hacer el oso, pero no creo que se atrevan a hacer lo mismo con el Papa.

¿Qué habrá esta Navidad en el pesebre de los colombianos? Aproveche la Novena para rezarle al Niño Dios y pedirle que algo cambie.


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Tuesday, December 6, 2016

El sueño de la verdad

Hoy se ganan y se pierden elecciones con memes, noticias falsas, eslóganes manipulados y tendenciosos. Hoy se destruyen reputaciones con rumores malintencionados pero bien colocados, con mensajes que fracturan la credibilidad de las personas, las organizaciones y las instituciones. Los ciudadanos tenemos hoy todas las herramientas necesarias para informarnos, pero eso no ha garantizado que tomemos buenas decisiones, como demuestran las varias elecciones de este año.

"La verdad es un sueño", foto de José Salas
con intervención del autor
Este no es un invento de hoy sino un largo proceso en el que todos hemos participado, simplemente que ahora se hace más visible. El pensamiento posmoderno, tan amigo del relativismo a ultranza y tan desconfiado de los valores absolutos, nos ayudó a desmontar las creencias que habían dominado la primera mitad del Siglo XX y alcanzaron a llegar con cierta intensidad hasta rozar los años 80, pero ya heridas de muerte. Entrados en los 90, la muerte de las ideologías era pan comido.

La idea era alcanzar una forma de pensamiento sin tacha, sin influencia, sin cortapisa, independiente. A nuestro paso derribamos una por una todas las instituciones y desarmamos todos los armarios del idealismo. Alcanzamos una meta difusa en la que no existían estructuras de pensamiento claras sino un gris panorama de confusión de valores: lo mismo vale un discurso feminista que uno neofascista; a una iglesia milenaria le adjudicamos el mismo peso específico que a una recién fundada.

Entretanto, mientras desarmábamos el pensamiento, la tecnología siguió su curso y puso al alcance de nuestros dedos las máquinas más poderosas de comunicación posibles: los celulares, esos pequeños estudios de televisión, audio y prensa; también nos otorgó extraordinarios canales de distribución a través de las redes sociales e Internet. Así hemos adquirido el poder de construir o destruir un mundo o dos con un gesto de las manos.

Lo que no nos puede dar la tecnología es conciencia ni sentido común. Por eso, entre otras razones, llegamos a esta era de pos-verdades, medias verdades y mentiras totales capaces de quitar y poner presidentes, encender y apagar hogueras y ahogarnos a todos en un río de información imposible de curar.

Es en este mundo donde los medios de comunicación tienen un deber inmenso: el de recobrar el valor de la verdad –o algo lo más parecido posible a ella. La tarea no va a ser nada fácil, pues hoy padecen de un desprestigio a medias merecido. Además, ya no son dueños de todos los canales de comunicación. Hoy su misma audiencia es la competencia.

El verdadero valor que los medios pueden agregar es del escrutinio de la información, su validación. Es el papel del curador en una galería. En un ambiente en el que cualquier persona u organización es emisor del mensaje y el receptor tiene el poder de elegir lo que lee, escucha, ve y, en últimas, lo que cree, ahí es donde el medio debería prestar su mejor servicio cotejando los datos y las fuentes para determinar la validez de la información.

Aquí solo planteo que es un momento de gran oportunidad. Sería fantástico* que más medios lograran su independencia y que se revalorizara el trabajo del periodista, del editor, del obrero de la palabra y la imagen. Y, sería fabuloso* que la audiencia se dejara seducir por el deseo de saber algo más próximo a la verdad en lugar de escuchar únicamente al que le sabe susurrar lo que quiere oír.

* Fantástico/fabuloso: por eso digo que es un sueño la verdad.


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Wednesday, November 23, 2016

Historias ocultas en el Amazonas: Entrevista al profesor Jorge Pulecio

En los días de la Feria del Libro de Miami, cuando iba rumbo a mi trabajo, escuché por radio Caracol 1260 una entrevista a un autor colombiano que estaba, como muchos otros escritores, aprovechando la feria para promocionar su libro. En los pocos minutos que le concedieron alcancé a entender que se trataba de una historia de la que quería saber más.

El invitado, un profesor de economía de la Universidad Nacional, hablaba sobre un territorio le ha dado identidad e importancia universal a América del Sur pero que casi todos desconocemos: el Amazonas. Ahí estaba, este hombre de voz calmada y lenguaje académico hablando de poesía, de amor, de la pasión por la selva y de la guerra. Apreté el acelerador para llegar más temprano y alcanzar a tomar sus datos antes de que saliera de la emisora.

Después de varios intentos para coordinar, gracias a la ayuda de otro caqueteño, Carlos Beltrán, de El Sol Latino Newspaper, conseguimos realizar una entrevista en la que tuvimos ocasión de comenzar un diálogo que, estoy seguro, continuará en otras jornadas, algunas diurnas como esta, y otras en la noche, tal vez con un vino de por medio.


Es que este profesor de economía, que suele ocupar cátedras y cargos y dar lectures sobre los más abstractos temas, en su libro “Amor y guerra en el Amazonas” (Editorial Planeta) muestra un rostro de gran humanidad y sensibilidad profunda.



Como escritor, siempre me he sorprendido al encontrar personas que pueden hablar diversos lenguajes literarios. El profesor Pulecio es uno de ellos. Escucharlo hablar de la historia del Amazonas, de las Cinco guerras que han vivido esas selvas, de los tiempos de la colonización en los años sesenta y setenta, de los conflictos agrarios y las luchas por construir una identidad cultural aún entre las permanentes escaramuzas de enemigos que pertenecen a la misma tierra y tienen las mismas urgencias, de eso y mucho más, pero en un lenguaje más humano, menos abstracto que el del economista, es formidable.

En el conflicto armado colombiano, la selva ha sido el refugio de los rebeldes y también ha recibido el influjo de los que huyen. Hasta allí han debido desplazarse miles de soldados de otras regiones que han patrullado esas trochas y ríos frente al temor de la emboscada; allí han vivido durante años centenares de guerrilleros que han hecho de la selva su hogar; hasta allí han llegado misioneros de remotos países o de ignotas regiones de la misma Colombia; entre la maleza han brotado y prosperado laboratorios en los que se procesan coca y amapola y que han hecho fortunas criminales; allí han sido derribados gigantes de madera que han dado de comer unos días y después han dejado un desierto por herencia. Y, en medio de todo esto, la selva herida sigue prodigando sus bendiciones y sus habitantes originales siguen viendo la llegada de extraños que traen sus guerras y se llevan sus recursos.

Pero esa selva que ha servido para ocultar rebeldes y cazadores de fortuna, también ha servido para mantener la guerra lejos de las ciudades, lejos de la gran población que, por eso mismo, ha vivido el conflicto por televisión y no en carne propia. Por eso es tan importante un testimonio como el del profesor Jorge Pulecio, que trae a punta de cuento y canto un caleidoscopio de historias fracturadas, de vidas extraviadas, de amores y guerras refundidos allá entre la manigua de nuestra inmensa Amazonia.

Les invito a ver la entrevista que realizamos en la ya proverbial Plaza Colombia en el Westwind Lakes Park de Kendall y a que después, con interés, compren el libro para entender aún mejor acerca de las mil maravillas que aún se esconden entre el matorral pero que en los años por venir comenzaremos a encontrar profusamente en las voces de los testigos que hasta ahora no han tenido una voz pero pronto nos contarán lo que allí se encontraron.


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Monday, November 14, 2016

De la protesta al activismo

Creo que muy pocos de mis amigos que votaron por Donald Trump son racistas, sexistas, xenófobos o antigay. Así como creo que pocos de los que votaron por el No en el Plebiscito quisieran regresar a la guerra. Entonces, ¿por qué son más los malos entendidos que lo bueno por comprender?

Se ha abierto un gran abismo en nuestras comunidades, incluso entre familiares, viejos amigos, gente que se quería mucho y hoy no se tolera. En parte es culpa de nosotros mismos, pero es, ante todo, algo que nos llovió desde las élites y nos infectó a todos. Para simplificarlo aún más: es culpa de los diseñadores de campañas.

La política electoral está llena de mentiras, medias verdades y algunas (muy pocas) realidades. Es un asunto de branding, de marca, de presentación. Poco tiene que ver el contenido y mucho el mercadeo de eslóganes y la manipulación de emociones. Los vendedores de candidatos saben estimular los deseos, los miedos y las emociones de su mercado, el electorado. Y, para infortunio de muchos, la derecha ha sido más efectiva a la hora de sobre-simplificar los contenidos para vender sus candidatos a más personas y ganar las más recientes elecciones: Brexit, Plebiscito, Trump, entre otras.

No voy a transferir a sus votantes todo lo que dijo Donald Trump. Es más: no creo que él mismo se creyera todo lo que dijo, ni que dijera todo lo que creía. Como escribí al comienzo, algunos de mis amigos y conocidos tendrán algo de racismo o de desprecio por “los ilegales” en sus corazones y quizás eso les haya motivado a votar por Trump. Pero la mayoría, quiero creer, tenían otras ideas en la cabeza y ese hombre las representaba mejor.

Me da tristeza ver, eso sí, que la forma como se condujo esta campaña envalentonó a los supremacistas blancos, a los verdaderos racistas, a los que desprecian al inmigrante, a los que se creen que esta nación les pertenece “a ellos”. Las primeras acciones de Donald Trump –como la selección de algunos miembros de su gabinete y la entrevista que otorgó al programa 60 Minutos- no contribuyen a mejorar esa calificación. Sigue agitando ese avispero y las avispas, encantadas, están saliendo a hacer lo que saben hacer.

Por eso creo, como muchos otros, que la protesta y las manifestaciones sí tienen validez y cabida en este período. Se trata de hacer contrapeso al intento ya visible de la alt-right de transformar esta nación en una dirección inaceptable. Se trata de defender a los débiles, se trata de que las minorías no se dejen aplastar, se trata de insistir en el rechazo frontal a los antivalores que desde la nueva élite se quieren forzar. Se trata de defender derechos que se adquirieron con mucho esfuerzo y que un desacierto de una mayoría mal contada no puede destruir.

La protesta es un derecho y una libertad inalienable de la democracia y debe ser respetada. El derecho a la libre expresión no solo debe tolerarse, sino que además debe ser protegido como una de las expresiones más puras de la democracia.

En todo caso, además de la protesta debe haber aporte. No se puede sencillamente lanzar improperios o escribir sentencias memorables. Hay que hacer trabajo concreto: organizar, movilizar, servir, especialmente servir para transformar conciencias y cambiar vidas. Hay que sumarse con tiempo, trabajo y dinero a las causas que valen y que queremos que sobrevivan. Apoyar a los defensores de los derechos civiles, defensores de los inmigrantes, defensores de las mujeres y de sus derechos, de las minorías raciales y de género. Hay que dejar de ser meros votantes o, peor, indiferentes, y convertirnos en activistas, en actores de nuestro destino.

De manera que para el próximo ciclo electoral estemos preparados y hayamos sumado, no solo los que reciban nuestro apoyo y aporte, sino los desencantados de Trump, que serán muchos y debe haber espacio para que se sumen.

Espero que con este renovado espíritu de esfuerzo y trabajo que ha surgido en muchos, especialmente entre los jóvenes, consigamos contrarrestar las partes más viciadas del intento del alt-right de trastornar la democracia, y estemos preparados para revertir el curso de los acontecimientos en una dirección más apropiada en camino a los valores más favorables, como la tolerancia, la inclusión, el respeto a las diferencias, la convivencia y el servicio.

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Wednesday, November 9, 2016

Luchar más fuerte

Ganó la sombra. Está claro que era más grande y poderosa de lo que calculábamos. Quizás habíamos dejado de mirar o sencillamente no la veíamos. Pero allí estaba, agazapada, escondida en la oscuridad del corazón. Allá estuvo siempre aunque dejamos de reconocerla. Nos convencimos –tontos nosotros- de que estaba derrotada. Y, desde ese rincón cada vez más grande, saltó como bestia malherida y nos arrebató el sueño.

La sombra hoy tiene cara de magnate, palabras de bruto, mirada de odio. La sombra hoy tiene cara de vecino, palabras de ex amigo, mirada de supremacista blanco o latino. La sombra tiene olor a Napalm y un dedo en el más peligroso de los botones, tiene capuchas blancas y muchos AR-15 escondidos en los pantanos. La sombra es despiadada, le falta corazón, es ruda, gris, perversa y no respeta formalidades. La sombra está enojada, está confundida, cree que le hemos hecho daño y quiere castigarnos. Olvidó que llegó aquí en un barco de refugiados y se bajó en un puerto con la cara sucia y que trabajó los peores oficios. Ahora que nos mira desde su ventaja de los tiempos, la sombra está convencida de que sólo a ella le pertenece lo que hay en estas tierras. Quiere cerrarnos la puerta en la cara y, si pudiera, se desharía de nosotros. Probablemente hará el ademán y es posible que hasta comience a ejecutar la obra.

¿Qué hacer? Esa es la pregunta en boca de todos los que, con temor, vemos el ascenso del terror. ¿Qué hacer ante el peligro? ¿Acaso amainará sus mañas y se amilanará ante la dimensión del trabajo? Tal vez no. Quizás lo asuma como hasta ahora, como un juego perverso, como un programa de televisión que está transmitiéndose las 24 horas al día y donde lo que importa son las apariencias, no las realidades.

¿Qué hacer? Luchar, es mi respuesta. Luchar más y mejor. Ser más efectivos, ser más precisos, ser más atrevidos. Recobrar los espacios perdidos, avanzar donde haya posibilidades y resistir donde sea urgente. Habrá que sumarse a otras causas, multiplicar los propósitos, vencer más miedos. Habrá que hacerse millones donde éramos cientos. Habrá que despertar a quienes duermen, agitar a los perezosos, mover a los paralizados.

Habrá que ser más valientes, habrá que ser más duros, habrá que ser más fuertes. Habrá que aprender a reconocer nuestras debilidades y convertirlas en fortalezas, aprender a distinguir sus debilidades y concentrar en ellas nuestros esfuerzos. Habrá que cambiar el lenguaje, aprender nuevos oficios, diseñar nuevas estrategias, abrir nuevos caminos. Habrá que encontrar nuevas metas, nuevas tácticas, nuevos destinos.

Habrá mucho que aprender. Ha llegado la sombra a comandarnos y tendremos que aprender a resistir y a contrarrestar sus intentos por dominarnos. No podemos permitirlo. Que nos sirva de acicate para el crecimiento.
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Saturday, November 5, 2016

Colombianos se reencuentran con la paz en Miami

Decenas de colombianos se reunieron en la Plaza Colombia en pleno corazón de Kendall en Miami, Florida para sembrar un árbol que representa sus anhelos y propósitos de paz para su país.

En un breve encuentro no partidista y completamente independiente, un grupo de colombianos y sus hijos se encontraron en ese emblemático lugar el sábado 5 de noviembre de 2016 a las 10 de la mañana, para manifestar su apoyo a los renovados esfuerzos de distintos protagonistas de la vida política de Colombia por encontrar un camino que conduzca al cese definitivo del conflicto armado.

Durante el encuentro todos los presentes sembraron juntos un árbol que representa la paz sembrada en sus corazones y en el país.

La cantante Diana Naranjo cantó su tema original “Vamos a querernos” que ofreció para la ocasión mientras los concurrentes echaban tierra al árbol de flores amarillas. Especialmente los niños participaron con entusiasmo, pero todos los que acudieron a la cita tuvieron ocasión de poner su puñado de tierra. Todos, sin excepción, con pala, con cuchara o con las manos, se acercaron y dejaron su huella en el Westind Lakes Park de Kendall.
La Plaza Colombia, fundada en noviembre de 2012, se va convirtiendo poco a poco en un sitio que va dando identidad a una de las más importantes comunidades latinas del sur de la Florida, cuya  población de decenas de miles de personas, ejerce gran influencia en la cultura, la economía y la política del sur de la Florida y, cada vez más, de Colombia.

"Rompecabezas",
Durante la jornada, además de los himnos nacionales de Estados Unidos y Colombia y las palabras de los organizadores, hubo actividades para que los niños participaran directamente: un rompecabezas “Arma la paz”; un “Laberinto del Ciudadano” en el que el sino de paz en Colombia acaba en el Sí; pintaron macetas que después se llevaron a sus casas con semillas de Colombianas y otros actos.

Cada uno de los participantes tuvo la oportunidad de dejar sus pensamientos y deseos para la paz en Colombia y estos fueron publicados en Internet, dejando testimonio de su presencia.

Estos son los mensajes que los presentes dejaron:
"Canasta de mensajes de paz".

“Por todos y con todos por la paz”
“La paz en paz. Todo, todo por la paz”
“Por los que se fueron, por lo que vendrán”, Diana Naranjo
“Mientras más paz alberguemos en nuestros corazones, mayor será nuestra fortaleza”.
“Dios es el único que nos da la paz. Roguemos al corazón humilde y él estará atento a nuestra súplica. Colombia, patria querida, te quiero libre y en paz. Fabiola Ruíz, turista colombiana”.
“Deseamos la paz de Colombia pronto. Dios te bendiga Colombia, te amo. Adelaida Bastidas”.
“¡La paz! ¡Espero para la paz!”.
“Ego says: ‘Once everything falls into place, I feel peace’. Spirit says: ‘Find your peace and then, everything falls into place.’”
“La paz es totalmente posible. Empecemos el proceso en nuestra propia casa. Paula Gutiérrez”.
“Colombia, te quiero. Doy paz”, B.A.
“I hope peace will bring as prosperous future to come.”
“Con la esperanza intacta y más viva que nunca de que en Colombia se silencien los fusiles de la guerra para ¡siempre!”, Francisco Martínez Díazgranados.
“Hoy más que nunca sembremos la semilla de la paz en el corazón de todos los colombianos. Que nuestro abrazo sea un saludo de paz que salga de lo más profundo del alma”, Margith López.
“Orgullosos de pertenecer a nuestra amada Colombia y de estar apoyando de ‘La paz es posible, #AcuerdosYA en #Miami, Florida”, Jesús y Luz Alba Gutiérrez.
“Orar por la paz para siempre”, Rodrigo Bastidas.
“Esta es una oportunidad histórica para dejarle un mejor país a nuestros hijos. No repitamos los errores del pasado y dejemos de pensar que los problemas de Colombia se acaban matando colombianos. #AcuerdosYA”, Pablo Durán.
“May peace prevail in Colombia.”
“Paz para Colombia pero con diálogos y tolerancia”.
“I hope for the reconciliation the beautiful country and people of Colombia”.
“Todo lo que vale la pena es difícil, pero vale pena (lo dijo mi hija). La paz de Colombia vale la pena. Todos por Colombia”, E.M.R.
“Quiero renovar mis deseos porque nuestra amada Colombia cambie los sonidos de las bombas y las balas por los de los tiples, guitarras, bandolas, cuatros, acordeones y maracas al son de bambucos, pasillos, torbellinos, joropos, cumbias, porros, vallenatos, merengues y currulaos en todos los campos del país. Sí a la paz”, Teresa Stapper de Plata.
“Do human rights. Be happy. Help people that have no home and be safe.”
“Siempre he pensado que vivir en paz es lo más grande para el ser humano. ¿Por qué queremos seguir matándonos entre hermanos? Todos tenemos derecho a vivir. No más guerras”.
“Quiero tener paz en Colombia y quiero que no haya problemas. I’m with her. Stop Trump. Love Colombia”.
“No pienso y existo. Uribe”.
“Si no tenemos a Dios presente [en] cada uno de nosotros no habrá paz”.
“Hoy me embriaga la paz, me arrulla la armonía, me despierta la esperanza. Hoy soy parte de ese canto colectivo que celebra la promesa de todo lo que puede ser”, Sabiduría digital, Miguel Álvaro Sarmiento.
“Primero tenemos que aceptar a Dios en nuestro corazón y luego tener la confianza [de] que a través de él lograremos la paz en nuestro país”, Olga Ruíz.
“Que sea el amor y la esperanza lo que nos mueva. No más miedo, no más temor. Que no gane en Colombia nunca más el discurso de la guerra. Paz. #AcuerdosYA”.
“Gracias a Dios le doy por ser colombiana y, como tal, tengo que luchar por la paz de nuestro país. Estoy feliz de haberlos conocido”, Ivone.
“Se escuchan vientos de paz, vientos de alegría, de amor para mi Colombia querida. Aún no se ha dicho No. Es solo el comienzo de una verdad, de una realidad. Sí a la paz”, Olga Patricia Bobadilla.
“Do human rights. Be happy and be safe. Be yourself. Be free.”
“#AcuerdosYA. ¡Pero ya! Que nos enfriamos”.
“Paz para que haya justicia. Justicia para que haya paz”.


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Los colombianos de Miami sembramos paz

[Aquí puedes ver el video del evento] 
"Manglar", dibujo del autor
Los colombianos que vivimos en el sur de la Florida tenemos mucha suerte porque hemos cambiado un paraíso por otro. Hemos dejado nuestra hermosa tierra por otra igualmente generosa y fértil. Aquí trajimos nuestros sueños y hemos encontrado cómo realizarlos. También trajimos nuestras penas y aquí hemos encontrado cómo sanar algunas de ellas. Sin embargo, allá se nos quedó una buena parte del corazón y por eso no logramos desprendernos de nuestro país, de sus penas y de sus esperanzas.

Desde aquí observamos con atención los sucesos que allá ocurren, nos mantenemos pendientes de sus avances y retrocesos, vivimos conectados de todas las formas posibles con ese mundo que se quedó pero que llevamos con nosotros a todos lados, como un tatuaje. Aunque pasan los meses, pasan los años, seguimos prendidos al terruño, al recuerdo, a la memoria.

Porque aún estamos adheridos a lo que nos dio origen, desde aquí buscamos la manera de participar en sus acontecimientos más importantes. Por eso, estos Acuerdos para el fin del conflicto armado que se escribieron durante seis años, y que nos llevaron a un Plebiscito, no pasaron desapercibidos para nosotros, siempre estuvimos interesados en lo que estaba por ocurrir y está ocurriendo.

Es un error suponer que porque ganó el No en Miami, nuestra gente esté deseando la guerra. Aquí estamos nosotros para recomponer esa percepción. Estos colombianos del sur de la Florida queremos la paz para los nuestros, queremos mantener vivo el poder de soñar con un mejor futuro para nuestros descendientes. Aquí estamos para dar testimonio de que queremos que se forjen todos los acuerdos necesarios, los ya pactados y los que se están pactando en estos días, hasta que juntos podamos proyectarnos al futuro como un solo pueblo, unidos en el compromiso de no volver a usar las armas para hacer política ni para intentar imponer ideas.

Por eso, aquí estamos, junto a nuestras hijas, para sembrar en nosotros y en ellas la idea de la paz, para que esta crezca fuerte en nuestros corazones, para que extienda sus raíces y se alimente de lo que somos y proyecte sus ramas y sus hojas hacia el mundo para dar sombra y refugio a todos los seres que se acerquen y quieran anidar. Seremos seres de paz para nuestro pueblo, ejemplo de tolerancia, solidaridad, afecto, efecto y empatía. Ese es nuestro compromiso y esa nuestra tarea.

Aceptamos que hay quienes cuestionaron algunos aspectos de los Acuerdos que se estaban refrendando en el Plebiscito y entendemos que había importantes reparos que tenían para hacerles. Ahora les invitamos a incorporarse a las filas de quienes marchamos hacia la paz, les invitamos a este reencuentro con Colombia.

Vemos con gran optimismo que después de la votación, la cordura ha prevalecido entre todos los protagonistas principales de esta historia. Estamos esperanzados en que las nuevas negociaciones prosperarán hasta llevarnos a una conclusión efectiva y completa, de modo que quienes estaban quedando fuera de los Acuerdos, consigan integrarse y formar parte positiva y creativa de esta nueva era que estamos construyendo.

A los negociadores les enviamos nuestra solidaridad y les instamos a que hagan todos los esfuerzos necesarios para alcanzar el objetivo. Queremos la desmovilización de los colombianos que se armaron y también la desmovilización de quienes mantienen sus corazones armados para la guerra. Entendemos que es urgente que este proceso se complete pronto, para que se mantenga la cohesión de los elementos más volátiles y no se pierda el impulso que como pueblo traíamos.

Aquí, desde esta Plaza Colombia en Kendall, queremos sumarnos a las marchas, caminatas, foros, encuentros y demás manifestaciones que se han multiplicado en todas partes del mundo a favor de la paz en Colombia. Aquí le sumamos pueblo a ese anhelo que venimos cultivando desde hace años y que hoy hacemos símbolo en este árbol que juntos sembramos en el corazón del sur de la Florida.

La paz es posible.
Para la paz, todo. Para la guerra, nada.
#AcuerdosYA #Miami


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Wednesday, November 2, 2016

Sucia política

Basta encender el televisor, abrir Facebook, tratar de tocar un video en YouTube, abrir algún grupo de amigos en WhatsApp o mirar el email para darse cuenta de las más obvias verdades de la política: la mentira y la corrupción. Toda la publicidad política es negativa, destructiva. Los candidatos se atacan, se destrozan en público, se acusan mutuamente de estar comprometidos con intereses especiales o con tranzas ilegales o con apoyos indebidos o con pasados lamentables.

Flaco favor se han hecho los políticos en esta elección. Si hay algo de lo que estoy convencido es que el 9 de noviembre estaremos bajo el comando de una casta política corrupta y mentirosa, egoísta y tramposa. Y, es que no importa quién gane: los mismos políticos han contribuido a convencernos de que todos ellos son un desastre y que no habrá salvación para nadie. Gane quien gane, ya perdimos.
"Nudo de serpientes naufragantes",
así son nuestros políticos hoy
(Dibujo del autor)

Lo lamentable es que, a pesar de las promesas de cambio que escucho en muchos de los votantes de hoy, no veo en el horizonte un verdadero movimiento que impulse un cambio desde la ética de la política para modificar nuestra realidad. No lo veo. Lo que percibo es una combinación entre el miedo y la venganza. La gente no está pensando en el bien común a la hora de depositar su voto: lo que hace es, por un lado, defenderse de quien le ataca o le amenaza o le acusa de estúpido o ignorante; y, por el otro, quiere vengarse de quienes percibe como sus enemigos, sean estos los políticamente correctos, los inmigrantes, las feministas o los de otro color.

Es urgente un cambio en la dirección de nuestra sociedad. Entre tanto ruido y basura es difícil distinguirlo. Estimo que tampoco se verá en los próximos meses de vitriolo y confrontación que nos esperan después de la elección. Así que tomará tiempo, pero estoy seguro de que en algún momento se aclararán las nubes de gas pimienta que no nos dejan ver y comenzaremos a distinguir quiénes son y dónde están los nuevos políticos no corruptos que emplazarán esta casta lamentable de hoy.

Estaré atento. Les recomiendo lo mismo a ustedes.


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Tuesday, November 1, 2016

5 de noviembre, 10AM: Reencuentro de unidad: Colombianos de Miami por la paz

 REENCUENTRO DE UNIDAD DE LOS COLOMBIANOS

Quiénes:    Todos los colombianos en el sur de la Florida y amigos
Cuándo:    Sábado 5 de noviembre, 10:00 AM
Dónde:       Plaza Colombia en el parque Westwind Lakes
6805 SW 152 Ave., Miami, FL. 33193
Invitan:       Invitan: Activistas en el Sur de la Florida #AcuerdosYA #Miami

Los colombianos en el Sur de la Florida observamos con atención los acontecimientos que suceden en nuestro país y queremos sumarnos con nuestra presencia a los esfuerzos que hoy se realizan para alcanzar el fin del conflicto armado con las FARC y el ELN.

Como parte de este gran diálogo nacional que se ha abierto, quienes vivimos en el sur de la Florida no somos indiferentes a los hechos y las decisiones y por eso vamos a dejar un testimonio de unidad.

Ven con tu familia y amigos -sin símbolos partidistas- el sábado 5 de noviembre a las 10 AM a la Plaza Colombia de Miami para sembrar juntos un árbol que será un símbolo de la paz que entre todos buscamos construir para nuestras futuras generaciones.

Desde aquí enviaremos nuestro aliento a quienes negocian los siguientes pasos de estos procesos, unidos para que consigan resolver pronto las diferencias y para que lo hagan bien, de modo que podamos concentrar nuestros esfuerzos en la tarea del desarrollo y la construcción de un gran futuro para nuestros descendientes.

#AcuerdosYA #Miami

Informes:  (305) 431-1398 / (786) 366-8795 / (646) 714-7691

Juan Pablo Salas - xjuan@aol.com - ElOpinon.blogspot.com

Monday, October 24, 2016

Una sombra crece en América

En busca de ese reencuentro entre opuestos que necesita nuestra gente, este domingo 23 acudimos con El Opinón al conversatorio al que convocó en el restaurante Mongogo’s de la ciudad de Doral el Centro Democrático al cual acudió su líder, el senador Álvaro Uribe.

"Sombra en U", foto del autor
Los temas principales que se trataron fueron las renegociaciones de los Acuerdos de La Habana y, de una manera un poco tangencial, la situación política de Venezuela.

El lugar estaba lleno de gente, demostrando que en Miami, Uribe tiene gran convocatoria y su gente está motivada. A la cita acudieron los representantes políticos de la derecha del sur de la Florida, el senador Marco Rubio, los representantes Ileana Ros-Letinen, Mario Díaz Balart y Carlos Curbelo y el anfitrión, el alcalde de Doral, Luiggi Boria. Sin embargo, estuvo claro durante toda la jornada que el líder de todos ellos es Álvaro Uribe. Y, no lo digo de una manera despectiva o crítica, sino simplemente para resaltar un hecho claramente visible.

En la mirada de la representante Ros-Letinen, por ejemplo, quien tuvo que retirarse temprano, se veía el mismo fervor que había entre las senadoras colombianas que acompañaban a Uribe y sus más fervientes seguidoras y seguidores del público. Como no suelo acudir a esta clase de eventos, me sorprendió ver tanta exaltación, especialmente cuando no se trata de un candidato en campaña sino de un expresidente que se ha mantenido en la política.

Más adelante referiré los elementos específicos de lo que dijo Uribe acerca de los Acuerdos de La Habana, algunos de ellos novedosos. Pero ahora quiero centrarme en lo que en El Opinón interpretamos que está ocurriendo con el uribismo en la política de nuestra ciudad y el impacto que esto tendrá en el Hemisferio.

Modelo internacional de la nueva derecha

El Centro Democrático ya tiene en Florida dos oficinas, una en Miami y otra en Orlando. Esto demuestra el fuerte interés de ese partido en los colombianos de la Florida quiene siguen votando masivamente por su propuesta política, algo que quedó confirmado con el resultado del Plebiscito en el que el No ganó con una fuerza equivalente a la del resultado de las elecciones presidenciales de 2014. Pero esto es solo la mitad de la cuenta.

El otro objetivo que podemos deducir de esa inversión en oficinas partidarias en este importante estado también tiene efectos en la política de la Florida, como queda demostrado con la presencia de Rubio, Ros-Letinen, Díaz-Balart y Curbelo y la coincidencia programática que esto representa. Está claro que el coto de caza que es nuestra comunidad hispana tiene relevancia más allá de las fronteras del estado y vale tanto para los intereses de Álvaro Uribe en Colombia como para los intereses de los políticos locales.

Lo que detectamos es que aquí se ha configurado una alianza entre hermanos ideológicos y sus consecuencias son hemisféricas. Mientras que los demócratas ven pasar estos sucesos sin intentar contrarrestarlos con movidas similares, los republicanos aprovechan las coincidencias y se montan al tren del Centro Democrático que se va consolidando como una fuerza política de derecha con intereses en Colombia, Estados Unidos, México, Venezuela y Centroamérica y, sin duda, también en otros países de Suramérica, aunque suponemos que ese esfuerzo se hará visible más adelante.

Y, es que el votante hispano se ha convertido en un elemento clave en Estados Unidos, pero su manejo es complejo, dado que toma varios años en convertirse en ciudadano y otros más en entender la política del país y más aún en llegar a interesarse por ella. La inversión es a largo plazo y los temas que interesan son variados.

Sin embargo, el sur y el centro de la Florida esos intereses son más homogéneos. Las comunidades cubana, colombiana y venezolana que habitan estas calles están unidas en su deprecio a lo que ahora se les dio por llamar castrochavismo. Esa fue la palabra clave entre los colombianos que votaron No en el Plebiscito, aunque no figura en ninguna parte en los Acuerdos entre el Gobierno y la guerrilla de las FARC. Pero como estos fueron negociados, redactados y lanzados desde la capital de la isla comunista, para los seguidores de Uribe, Rubio, Ros-Letinen y Díaz-Balart basta con que hayan salido de La Habana para que sean despreciables.

El voto hispano vale por dos

El voto hispano va adquiriendo además otra característica que lo hace aún más apetecible: vota doble. A medida que su población en la diáspora va creciendo, la mayoría de nuestros países van modificando su política nacional para permitir la participación política de los cientos de miles de personas que viven en el exterior. Aunque la convocatoria no es todavía muy numerosa en la mayoría de los casos, en las democracias polarizadas que vivimos es fácil ver cómo esos votos se hacen apetecibles para cualquier político. Como se acaba de ver en Colombia y no hace mucho se vivió en Argentina, una elección puede ser definida por un puñado de votos.

Por eso no es de extrañar que los republicanos estén aprovechando la ventaja que tienen al tener a la mayoría de los funcionarios electos del sur de la Florida en sus manos, y una coincidencia ideológica tan fuerte con Álvaro Uribe. Cada votante del uribismo suma en ambas casas y vota con la misma lealtad aquí y allá. Su desprecio por todo lo que se parezca a la izquierda los hace aliados naturales de los republicanos y eso es algo que aquí se entiende con claridad.

Los venezolanos tienen menos capacidad orgánica que los colombianos del Centro Democrático. La oposición venezolana ha sido más errática en sus propuestas y actualmente libra una dura batalla contra el PSUV. Además, aunque algunos son de derecha, en la MUD se ven obligados a convivir con todas las vertientes políticas de centro y de centroizquierda, por lo que son menos homogéneos. Por supuesto que cuentan con el apoyo de los políticos locales (de hecho, Rubio y Ros-Letinen han sido quienes promueven sanciones contra el régimen de Maduro), pero localmente no tienen todavía la misma capacidad de movilización que los colombianos de Uribe. Esto no quita, claro, que sean igualmente apetecidos y por eso en el conversatorio de Mondongo’s, todos los que tomaron el micrófono aprovecharon para referirse a Venezuela y ofrecer su apoyo.

Uribe: un líder hemisférico

En conclusión, se va haciendo cada vez más claro que Álvaro Uribe no es un líder solamente para quienes le expresan su fervor a través del Centro Democrático. A pesar de contar con serios enemigos y duros oponentes, el expresidente colombiano se proyecta a nivel hemisférico. Su influencia no se limita a los asuntos de Colombia, sino que hoy se lo ve como un aliado de importancia para quienes desde la derecha quieren promover sus ideas y encontrar recursos, herramientas y experiencia.

No hay en el Continente ningún otro líder de izquierda o derecha que tenga tanta visibilidad y que se mantenga en actividad en su país y fuera de él como Uribe. Quizás habría podido hacerle contrapeso alguien como Hugo Chávez –y su fantasma está en el término que el mismo Uribe acuñó: castrochavismo-, pero Nicolás Maduro no es Chávez y Rafael Correa tampoco.

En ese sentido, los republicanos en Estados Unidos van ganando de mano y los demócratas parecen estar dormidos. Quién sabe si después de finalizar su mandato Juan Manuel Santos tendrá suficiente prestigio y motivación para hacerle contrapeso desde la centroderecha o desde el una alianza de centro, pero hoy tiene una papa caliente que resolver con los Acuerdos y ese debe ser su desayuno, almuerzo, cena y merienda hasta conseguirlo. No sabemos en qué tónica querrá mantenerse en la política, si en calidad de Senador o tras bambalinas, como había sido tradición antes de que llegara Uribe. Tampoco sabemos qué efecto tendrá en su prestigio el logro que está por conseguir.

Despertar o ver pasar la carroza

Por todas estas razones vemos que el Centro Democrático de Colombia es la punta de lanza de una ofensiva de la derecha hemisférica para aprovechar las herramientas de la democracia para hacer avanzar su agenda en nuestras naciones. Su influencia en los Estados Unidos se mide tanto en los votos hispanos que puede poner –especialmente en Florida- como en los gobiernos que puede influenciar. El voto cubanoamericano puso a George W. Bush en el poder. ¿Quién sabe si en ocho o doce años no llegaremos a un punto similar y sea el voto colombiano y venezolano el que lo resuelva?

Si el Partido Demócrata en Estados Unidos tiene planeado contrarrestar esta fuerza, deben saber que llega tarde a la fiesta y que deberá hacer una verdadera inversión en dinero, en personal y en campaña. Además, debe buscar un liderazgo presentable que surja de alguno de nuestros países y se pueda proyectar como lo está haciendo el uribismo. Este ejemplo demuestra que la Reforma Migratoria no es ya la motivación principal de los latinos.

Y, las demás vertientes políticas del continente deben despertar y aprender, o dentro de unos años verán pasar la carroza con los seguidores del uribismo encaramados en ella.


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Friday, October 21, 2016

La era de la ira

Brexit en Gran Bretaña, Duterte en Filipinas, la salida de Rousseff en Brasil y el No en el Plebiscito de Colombia son fenómenos políticos que están relacionados entre si. Todos forman parte de una ola de rabia que recorre al mundo y que está impulsada por los conservadores. En Estados Unidos el capitán de esa ola es Donald Trump, algo que puede verse con claridad en su rostro enojado y sus bufidos en los debates presidenciales así como en los insultos y las expresiones iracundas de sus seguidores en sus mítines.

"Dalí y el leopardo", dibujo
del autor
El mundo está viviendo una era de ira, y esta suele ser más poderosa que la esperanza.

Los expertos saben que hay dos emociones especialmente útiles en la política y que a la hora de las elecciones son las más fáciles de manipular. Existen empresas que manejan imágenes de candidatos y de campañas que conocen muy bien cómo agitarlas en el electorado para conseguir los resultados esperados. Hace ocho años en Estados Unidos ganó Barack Obama montado en la esperanza del “Sí se puede” del primer presidente negro de la historia. Hoy los republicanos, a quienes se han sumado una gran cantidad de votos blancos y masculinos que han salido de las sombras, están motivados por la rabia y la frustración. El suyo es un voto “en contra”, producto de las derrotas acumuladas.

Pienso que hay fuerzas en nuestras sociedades que se contagian como las enfermedades o que funcionan como las olas del mar. En plena era del meme, mucha gente está furiosa, frustrada, cuenta ahora con esa herramienta y las redes sociales para ventilar esa rabia y frustración y multiplicarla por montones.

Las causas de esa ira son muchas. La lenta recuperación desde la Gran Recesión ha mantenido la economía del hogar en niveles de depresión. A ello se le suma el malestar que la gente siente por las cada vez más profundas desigualdades, por los actos de corrupción de los políticos y los poderosos. Durante años hemos visto cómo las instituciones se pueden usar para beneficio de unos pocos y la desventaja de la mayoría. Hoy hay tanta incertidumbre y desconfianza en las instituciones que no se sabe a dónde acudir.

Esa frustración se convierte en apatía entre los jóvenes y sus consecuencias han sido funestas. En Gran Bretaña fue el voto inmóvil que permitió que por un escasísimo margen ganara la salida de la Unión Europea. De nada valieron sus quejas y reclamos después de la elección: los mayores, que saben del poder que representa su voto, lo aprovecharon para dejarlos fuera del futuro europeo.

En Colombia sucedió algo similar: la rabia agitada por la propaganda del “No” hizo que muchos de los que están enojados con el Gobierno y que detestan a las FARC salieran a votar (otro ejemplo del poder del meme). Por suerte, el margen de triunfo del No en el Plebiscito para refrendar los Acuerdos de paz entre el Gobierno y las  FARC fue tan estrecho (apenas 0,43% de diferencia) que no puede considerarse un mandato. Después de los resultados, los sectores que se han radicalizado en su oposición a los Acuerdos son los más cercanos al Centro Democrático. Más importante que ese factor, es lo que ha sucedido en la sociedad civil: desde el primer día, con la movilización de los jóvenes, hasta hoy, se ha mantenido en las calles respaldando especialmente a las víctimas del conflicto, que son quienes de veras lideran el movimiento que insiste en concretar la paz.

El peligro radica en que en esta era, la ira tiene el impulso y la iniciativa. En el caso estadounidense, el peligro es serio y las consecuencias podrían ser funestas para el mundo. Basta observar lo que ocurre en Filipinas con Rodrigo Duterte, donde otro político impredecible y rabioso abrió las puertas a las ejecuciones extrajudiciales y terminó rompiendo su histórica alianza con Estados Unidos para entregarse a los brazos de China. Los filipinos lo lamentarán, pero Iacta alea est.

Considerando que el peligro es que la ira lleve a los estadounidenses a elegir a Donald Trump, mal hacen los demócratas en buscar oponerse con un discurso de esperanza que no contenga la semilla de la frustración de donde proviene la rabia. Lo que plantea Hillary Clinton, aunque muy sesudo y positivo, acaba sonando abstracto a los oídos de quien se siente frustrado. A eso se le agrega que el discurso de Trump consiste en denunciar el desprestigio de la clase política a la que Clinton pertenece, lo que le suma dos factores de alto riesgo para la candidata demócrata.

Al final, ganará quien consiga sacar el voto. Trump ha conseguido movilizar una buena parte de los estadounidenses que estaban inertes o al margen de la participación política. Sin Obama a la cabeza de la lista, ¿cómo pueden ganar los demócratas?

Con la ira de las mujeres. Donald Trump ha sido un mujeriego machista toda su vida. Su trato despectivo al sexo femenino es tan visible, que la gente se burla cuando asegura que “nadie las respeta más” que él. Hoy millones de mujeres se sienten agredidas por el candidato y es esa la rabia que deben impregnarle a su voto. Y, nosotros, sus compañeros, debemos sentirnos igualmente indignados por el trato que Trump y sus seguidores prometen convertir en regla de nuestra sociedad con su rechazo a lo ‘políticamente correcto’, que no es sino una excusa para poder insultarnos todo lo que se les dé la gana.

Es lamentable, pero parece que debemos subirnos a esta ola de rabia que recorre el mundo y votar en contra de quienes amenazan con destruir las libertades y el respeto que nos quedan y así evitar que se salgan con la suya. Sin embargo, como dice Michelle Obama, ‘cuando ellos van bajo, nosotros vamos alto’, así que hay que votar con rabia, pero con altura, sin insultos, con respeto.

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Monday, October 17, 2016

Reencuentro de unidad

Para los colombianos, el resultado del Plebiscito nos abrió una oportunidad única de estar unidos por la misma causa. Por primera vez en dos siglos y pico de existencia, los colombianos estamos del mismo lado en algo que no es un partido de la Selección o una carrera de Nairo o un salto de Caterine Ibargüen. Por una vez los colombianos quedamos metidos en la misma chiva.

"Reencuentro de unidad", dibujo del autor
No es necesario cambiar nuestra forma de pensar ni dejar de ser quienes somos. Pero sí debemos ser responsables y útiles. Es hora de que cuidemos el lenguaje con el que hablamos, que pongamos por delante el respeto y nos hablemos sin que la enemistad sea lo que nos motive. Por una vez estamos obligados a actuar con consideración al oponente. Sabemos que si hacemos bien esta tarea, el premio será muy grande para nuestros hijos pues les heredaremos una nación sin guerra y que usa la palabra para hacer política.

Los de Sí quedamos tristes porque no logramos lo que queríamos y cuando lo queríamos. Los del No quedaron contentos porque ganaron, pero quedaron comprometidos con el país. Muchos indiferentes se dieron cuenta de que no podían seguir al margen de la historia. Los jóvenes se despejaron y dieron ejemplo de movilización. El Gobierno aceptó su derrota y se sienta a ver cómo resuelve este entuerto. Las FARC se quedan quietas pero firmes en su compromiso y no desatan la guerra. El ELN se suma –a su manera, pero se suma. La comunidad internacional nos da un compás de espera. Y la gente se moviliza, se moviliza de todas las maneras posibles para demostrar que sí queremos salir de este enredo y lanzarnos a una nueva era de nuestra historia.

Sí, cada parte tiene sus objetivos particulares y cada quien guarda y esconde parte de sus pretensiones. Pero en esta ocasión estamos todos metidos en el mismo lío y de ahí debemos salir todos juntos.

El tema sigue siendo el más importante para todos, como lo demuestran las columnas en los periódicos, las acciones en las calles y el diálogo en las redes sociales.

Es urgente que actuemos bien y que lo hagamos pronto. Somos conscientes de que el tiempo no está a nuestro favor y que debemos hacer las cosas con buena letra pero también son la suficiente premura como para que no se nos recaliente el sancocho nacional. Es hora de ser creativos, de hacer propuestas efectivas, de resolver las diferencias y lograr un nuevo Acuerdo que tenga alcance nacional.

Lo planteo desde el optimismo y no desde la ingenuidad. No creo que las enemistades se hayan arreglado por arte de magia ni que estemos todos poseídos por un espíritu de bondad. Pienso, sí, que podemos ser pragmáticos, efectivos, conscientes de que una oportunidad como esta no aparece sino una vez en la historia y no podemos desperdiciarla.

Para que esto funcione, hay que dar para recibir. Hasta ahora todo indica que todos hemos dado algo y ahora estamos en el momento decisivo en el que pedimos lo que queremos. Las propuestas están sobre la mesa y deben ser evaluadas y conciliadas con las demás y con lo acordado previamente. Es necesario encontrar la fórmula jurídica y constitucional que permita refrendar los nuevos Acuerdos y ponerlos en ejecución. De eso deben encargarse lo que puedan dar las respuestas apropiadas –comenzando por la Corte Constitucional. Entretanto, los colombianos de a pie debemos mantenernos atentos, pacientes y movilizados para que esa presión la sientan quienes están negociando, para que hagan bien su trabajo y lo hagan en tiempo y forma.

Es hora de que todos pidamos el fin del conflicto armado y construyamos en conjunto una nueva forma de hacer política en Colombia. Esta es la oportunidad de comportarnos como una sociedad que está dispuesta a hacer los sacrificios personales necesarios para alcanzar el bienestar de todos.

No es necesario dejar de ser lo que somos. Nuestras diferencias nos fortalecen, pero no pueden ser motivo para destruir a quien piensa diferente. Si aprendemos esa lección, si nos aplicamos a cumplirla, alcanzaremos este objetivo concreto que está delante de nosotros y podremos proyectarnos como sociedad, como nación, en una nueva dirección.

Yo creo que es posible. Yo estoy dispuesto a hacerlo. ¿Usted también?

#ReencuentroDeUnidad


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