No cabe duda de que en la mente de los
colombianos sigue estando presente, como un fantasma, el proceso de paz que se
firmó con las Farc y que el uribismo quiere modificar, el santismo proteger y el
progresismo profundizar. Sin embargo, aquí creemos que es hora de usar la
inteligencia política y realizar unas elecciones en busca de soluciones a los problemas
prioritarios del país (inequidad, pobreza, corrupción) y admitir que este
asunto de las Farc ya está en camino de ser resuelto y no es el más importante.
El Opinón considera que sería un error muy grave volver a permitir que ‘el
problema de las Farc’ sea lo que defina el futuro de Colombia.
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"Desmovilizado", dibujo del autor. |
Las elecciones de las Farc
En la historia reciente del país las Farc
definieron los procesos electorales de Colombia desde el mandato de Andrés
Pastrana hasta hoy. Se puede decir que a partir de la foto Pastrana-Tirofijo los
colombianos votaron con esperanza o con rechazo profundo frente a un proceso de
paz con las Farc.
Los dos mandatos de Álvaro Uribe fueron
definidos por la guerra contra esa guerrilla. Juan Manuel Santos fue elegido como
el continuador de la política de seguridad democrática que promovía Uribe. Su
segundo mandato fue otorgado por la gente que confiaba en que se alcanzara a concretar
el Acuerdo de La Habana.
Con eso suman cinco las elecciones decididas por
las Farc: por miedo, con esperanza o directamente en contra de ellas.
Sin embargo, a este proceso electoral del 2018 esa
guerrilla llega desarmada y en proceso de desmovilización. De hecho, será un
partido político. Aunque ese es, de por sí, un hecho histórico que deberá
consolidarse durante los siguientes dos mandatos presidenciales, ya no debería
ser el factor que comande el voto.
‘Desfarcizar’ la política
En El Opinón creemos que este es el momento de sacar
a relucir la inteligencia política y aplicarla. Creemos que es hora de ‘desfarcizar’
la política en Colombia y aprender a hablar con un nuevo discurso que no esté
centrado en el conflicto armado –que ya ha sido derrotado en la mente y los
corazones- sino en los verdaderos retos económicos y sociales que enfrentamos.
Por supuesto que hay importantes retos de
seguridad pendientes y que ‘la paz’ no es un lugar a donde se llega sino un camino
que se recorre cada día. Pero hay que reconocer que ese dilema estuvo centrado
en las Farc durante años y esa guerrilla, como tal, ya no existe.
Si permitimos que el discurso lo vuelvan a
manipular una vez más los oponentes del Acuerdo con las Farc; si volvemos a
dejar que vuelvan a dividir la opinión entre ‘los que están con la paz o con
contra ella’; si volvemos a comernos el cuento de que lo más importante para
nosotros es definir lo que debe suceder con los ya desarmados exguerrilleros de
las Farc; en cualquiera de estos casos, caeremos en la trampa populista con la
que quieren encerrarnos para empujarnos a cometer un nuevo error.
El peligro autoritario
El poder busca perpetuarse. La misión de quien
detenta el poder es garantizar su continuidad en él. Por eso el populismo de
hoy (de izquierda o de derecha) es una herramienta tan poderosa y ha logrado estruendosos
éxitos: el Brexit, la elección de Trump, el Plebiscito en Colombia, la actual
situación de Venezuela. Esos son algunos de los ejemplos de los resultados que
se pueden obtener con la manipulación de la opinión con las herramientas de esa
nueva forma de populismo.
En Colombia, la estrecha visión que nos
proponen (paz o guerra) abre las puertas para que los propagandistas del terror
y los creadores de imagen política se centren en ese tema y vuelvan a manipular
el voto de los colombianos. Esa es una puerta amplia hacia el autoritarismo.
En nuestro parecer el uribismo comete un grave
error al centrar el dilema electoral en el Acuerdo con las Farc, pero
entendemos que es una herramienta fácil de manipular y muy útil para recaudar
votos. Sin embargo, sería irresponsable e históricamente erróneo incitar al
voto como si la hubiese que definir ‘en contra o a favor de las Farc’.
Lo irónico de ese pensamiento y de la supuesta ‘amenaza
castrochavista’ es que son ellos mismos, los uribistas, quienes están
abriéndole la puerta a esa posibilidad con su insistencia en ese miedo. Agitar
el cascabel del castrochavismo tiene el potencial de conducirnos hacia un
gobierno autoritario de derecha en poder de la alianza en torno a Uribe, pero
también puede provocar una reacción visceral del votante que le abra las
puertas a un progresismo de izquierda más agresivo, precisamente su mayor temor.
Desde esta tribuna queremos promover una
discusión más madura, razonable y adulta acerca de los verdaderos problemas del
país y cómo resolverlos: inequidad, pobreza,
corrupción. Los retos son económicos, sociales, educativos, de salud, de
oportunidades, de desarrollo, de seguridad. Allí deben estar los debates y las propuestas.
No en la regurgitación de un proceso político-militar que ya concluyó y que hoy
se está consolidando.
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Desde que prevalezca esa Inequidad, Pobreza, Corrupcion, habra espacio para la insurreccion ...llamemosla FRC, MOIR, ELN, Mano Negra, Falangistas... Conjuga esto con la dependencia insaluble que tenemos el Tio Sam desde hace siglos y tendras tensiones geosociopolicas y economicas muy dificiles de soventar :(
ReplyDeleteCreo que inequidad y pobreza se pueden unir en un solo flagelo. La I puede ser de Injusticia e Impunidad. Ademas, oportunidad mas impunidad resulta en corrupcion. Espero que el pueblo (ojala en su mayoria) decida votar por gobernantes honestos que de verdad quieran pelear contra esos tres inmensos problemas que agobian nuestra gente. PS: me gusta el dibujo del autor.
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