Thursday, June 29, 2017

El cuento de las armas de las F/RC*

"Una daga de amor", dibujo del autor.
Aunque corramos el peligro de caer en lo cursi, permítasenos una licencia poética aquí en El Opinón: “Una daga de amor ha desangrado el corazón de la guerra”.

Es cierto: los colombianos hemos roto el mito de la guerra. Aunque tenemos serios problemas de seguridad y aún hay muchos guerreros en las calles y las veredas, los colombianos hemos comprendido que la guerra no es el camino al poder. Nos ha tomado un largo tiempo llegar hasta aquí, pero el éxito de este proceso de desmovilización de las F/RC*  (ver notas al pie de página)  es la mejor prueba de que esa idea ha calado hondo.

El pasado 27 de junio en Mesetas, Meta, se realizó la ceremonia de entrega o dejación de armas. A pesar de ello, el uribismo** ha lanzado una ofensiva a través de los medios y las redes sociales para desvirtuar la entrega de armas y sembrar dudas respecto a la honestidad de esta parte clave del proceso.

Es que en la búsqueda del poder es tan útil ganar como hacer perder al oponente. Por eso a cada paso los uribistas oponen rechazo, duda, inquina. No importa que para ello tengan que inventar malas cuentas o despertar fantasmas dormidos. Por eso han puesto en duda el prestigio de la ONU, el número de armas entregadas, exigen una foto de Timochenko entregando su pistola y se preguntan acerca de los olvidados fusiles de Montesinos.

Quedan por desenterrar las 900 caletas regadas por todo el país, pero son 7.132 el número de armas entregadas hasta ahora, según la comisión de la ONU que supervisa la entrega. Aun así, para los uribistas resultan muy pocas, pues según sus avezados estrategas militares, como la representante María Fernanda Cabal, cada guerrillero portaba al menos dos armas de dotación personal.

En El Opinón no creemos que cada guerrillero portara dos armas de dotación: eso es muy costoso, engorroso y pesado. Muchas deben estar enterradas en las 900 caletas, algunas seguramente desde los tiempos de El Caguán, cuando el número de guerrilleros iba en aumento y el dinero era mucho.

Las críticas de Álvaro Uribe a la ONU son las mismas que han surgido en años recientes desde Israel y la derecha en Estados Unidos: que es burocrática y de izquierda. Las burlas provocadas por las declaraciones de la representante Cabal a El Espectador por su error al revivir a la Unión Soviética, hicieron que se perdiera de vista lo absurdo de sus críticas. Cabal se olvidó de que la ONU es un organismo multilateral y que China y Rusia están en el Consejo de Seguridad desde su fundación para evitar la hegemonía de un solo país. Ese no es un error sino un acierto. Se olvidó de que Rusia no es comunista y que, así como Uribe está ideológicamente cerca de Donald Trump, del mismo modo lo está de Vladimir Putin. Pero aunque el garante fuera el Papa Francisco o la OEA, también dirían que son izquierdistas.

En cuanto a la foto de Timochenko entregando su arma, creemos que el uribismo espera ver esa  imagen como muestra clara de que las F/RC se han rendido y por eso mismo los ex guerrilleros no quieren darles el gusto. Su intención es pasar a la historia con honor, precisamente lo que los uribistas buscan negarles.

Respecto a los fusiles del fantasma Vladimiro Montesinos (¿quién le cree hoy a Montesinos?), el número de 10.000 siempre fue una suposición. Además, como afirmó el presidente Juan Manuel Santos, muchos ya deben estar en manos de las FF.AA. recobrados durante diez años de operativos. Pero, por mera lógica, ¿es posible imaginarnos a cada guerrillero portando dos y tres fusiles en cada marcha?

Pero esa aritmética (7.000 guerrilleros x 2 armas = 14.000 armas) no es sino un invento para sembrar un número en la mente de los colombianos y provocar una duda fundamental respecto a la honestidad de las F/RC, dando a entender que mantienen al menos la mitad de sus armas guardadas con el fin de volver a movilizarse.

¿Volver al monte?
Entendemos que exista gran desconfianza a todo lo que plantea esa ex guerrilla, dadas las experiencias anteriores como El Caguán y centenares de acciones que sembraron dolor entre los colombianos. Sin embargo, aquí en El Opinón nos preguntamos: ¿Será verdad que las F/RC guardarán armas para volver a movilizarse? La razón nos lleva a otorgarles el beneficio de la duda. Veamos.

El propósito político de las F/RC es el mismo que el del uribismo o los liberales: el poder. Los ideólogos de esa guerrilla nunca creyeron en la guerra insurreccional y eso quedó confirmado en las siglas que agregaron a su nombre: EP, Ejército del Pueblo. Después de cinco décadas de combates, sus líderes comprendieron que no lograrían construir un ejército revolucionario capaz de derrotar al ejército del Estado, respaldado por el poderío de Estados Unidos. No hay suficiente dinero para ello, excepto en dos prácticas horrendas que provocaron el rechazo rotundo de los colombianos: el ruin negocio del secuestro, y el narcotráfico, que ensucia y envilece todo lo que toca.

Así como es costoso construir un ejército, es igualmente costoso desmontarlo y procurar sobrevivir políticamente. Para los líderes de las F/RC no debe haber sido fácil convencerse primero y después a sus compañeros de la conveniencia de este camino. Eso debe haberles significado intensas luchas internas. La inversión de capital político al interior de sus propias filas no ha sido poca y no van a desperdiciar tanto esfuerzo.

Sigamos usando la lógica del poder. ¿Querrán los líderes de las F/RC traicionarnos y regresar al monte? ¿Sobrevivirían políticamente a semejante decisión? En El Opinón estamos convencidos de que no lo lograrían. La mayoría de sus ex combatientes, que ya están en camino a sus nuevas vidas y en contacto con sus familias, se desmontarían. Los pocos que regresarían al monte lo harían desmoralizados y conscientes de que las posibilidades de triunfar serían aún más remotas.

Les tomó cincuenta años llegar aquí. Les tomaría un siglo regresar a un punto similar y no hay cuerpo que aguante. Sería un suicidio político intentar regresar a la guerra. Quedarían condenados a una eterna marginalidad. De ahí que ni siquiera la supuesta ‘disidencia’ haya actuado con fuerza hasta hoy. De ahí que el ELN siga avanzando en sus propias negociaciones, aunque sea a los tumbos.

Ahora las F/RC tienen el reto de volcarse a tratar de convencer a los colombianos de la viabilidad y bondad de su propuesta política en un momento de la historia en el que el socialismo goza de tremendo desprestigio y en la vecina Venezuela ese proyecto se aproxima al desastre. Esa es una tarea más difícil que la guerra. En ella, el uribismo insiste en asustarnos con el coco del castrochavismo pero allí asoma el peligro autoritario.



Notas:

*Aunque no se conoce cuál será el nombre del partido en el que se habrán de convertir, propongo que durante este período intermedio nos refiramos a la ex guerrilla más antigua de Colombia, FARC, como las F/RC, pues ya han depuesto las armas.

**Con el fin de simplificar, en este artículo nos referimos al ‘uribismo’ y en él incluimos al Centro Democrático, a Andrés Pastrana, a Martha Lucía Ramírez, al destituido exprocurador Alejandro Ordóñez y demás miembros de esa alianza de derecha.


Tuesday, June 27, 2017

Colombia 2018: El peligro autoritario

No cabe duda de que en la mente de los colombianos sigue estando presente, como un fantasma, el proceso de paz que se firmó con las Farc y que el uribismo quiere modificar, el santismo proteger y el progresismo profundizar. Sin embargo, aquí creemos que es hora de usar la inteligencia política y realizar unas elecciones en busca de soluciones a los problemas prioritarios del país (inequidad, pobreza, corrupción) y admitir que este asunto de las Farc ya está en camino de ser resuelto y no es el más importante. El Opinón considera que sería un error muy grave volver a permitir que ‘el problema de las Farc’ sea lo que defina el futuro de Colombia.

"Desmovilizado", dibujo del autor.
Las elecciones de las Farc
En la historia reciente del país las Farc definieron los procesos electorales de Colombia desde el mandato de Andrés Pastrana hasta hoy. Se puede decir que a partir de la foto Pastrana-Tirofijo los colombianos votaron con esperanza o con rechazo profundo frente a un proceso de paz con las Farc.

Los dos mandatos de Álvaro Uribe fueron definidos por la guerra contra esa guerrilla. Juan Manuel Santos fue elegido como el continuador de la política de seguridad democrática que promovía Uribe. Su segundo mandato fue otorgado por la gente que confiaba en que se alcanzara a concretar el Acuerdo de La Habana.

Con eso suman cinco las elecciones decididas por las Farc: por miedo, con esperanza o directamente en contra de ellas.

Sin embargo, a este proceso electoral del 2018 esa guerrilla llega desarmada y en proceso de desmovilización. De hecho, será un partido político. Aunque ese es, de por sí, un hecho histórico que deberá consolidarse durante los siguientes dos mandatos presidenciales, ya no debería ser el factor que comande el voto.

‘Desfarcizar’ la política
En El Opinón creemos que este es el momento de sacar a relucir la inteligencia política y aplicarla. Creemos que es hora de ‘desfarcizar’ la política en Colombia y aprender a hablar con un nuevo discurso que no esté centrado en el conflicto armado –que ya ha sido derrotado en la mente y los corazones- sino en los verdaderos retos económicos y sociales que enfrentamos.

Por supuesto que hay importantes retos de seguridad pendientes y que ‘la paz’ no es un lugar a donde se llega sino un camino que se recorre cada día. Pero hay que reconocer que ese dilema estuvo centrado en las Farc durante años y esa guerrilla, como tal, ya no existe.

Si permitimos que el discurso lo vuelvan a manipular una vez más los oponentes del Acuerdo con las Farc; si volvemos a dejar que vuelvan a dividir la opinión entre ‘los que están con la paz o con contra ella’; si volvemos a comernos el cuento de que lo más importante para nosotros es definir lo que debe suceder con los ya desarmados exguerrilleros de las Farc; en cualquiera de estos casos, caeremos en la trampa populista con la que quieren encerrarnos para empujarnos a cometer un nuevo error.

El peligro autoritario
El poder busca perpetuarse. La misión de quien detenta el poder es garantizar su continuidad en él. Por eso el populismo de hoy (de izquierda o de derecha) es una herramienta tan poderosa y ha logrado estruendosos éxitos: el Brexit, la elección de Trump, el Plebiscito en Colombia, la actual situación de Venezuela. Esos son algunos de los ejemplos de los resultados que se pueden obtener con la manipulación de la opinión con las herramientas de esa nueva forma de populismo.

En Colombia, la estrecha visión que nos proponen (paz o guerra) abre las puertas para que los propagandistas del terror y los creadores de imagen política se centren en ese tema y vuelvan a manipular el voto de los colombianos. Esa es una puerta amplia hacia el autoritarismo.

En nuestro parecer el uribismo comete un grave error al centrar el dilema electoral en el Acuerdo con las Farc, pero entendemos que es una herramienta fácil de manipular y muy útil para recaudar votos. Sin embargo, sería irresponsable e históricamente erróneo incitar al voto como si la hubiese que definir ‘en contra o a favor de las Farc’.

Lo irónico de ese pensamiento y de la supuesta ‘amenaza castrochavista’ es que son ellos mismos, los uribistas, quienes están abriéndole la puerta a esa posibilidad con su insistencia en ese miedo. Agitar el cascabel del castrochavismo tiene el potencial de conducirnos hacia un gobierno autoritario de derecha en poder de la alianza en torno a Uribe, pero también puede provocar una reacción visceral del votante que le abra las puertas a un progresismo de izquierda más agresivo, precisamente su mayor temor.

Desde esta tribuna queremos promover una discusión más madura, razonable y adulta acerca de los verdaderos problemas del país y cómo resolverlos: inequidad, pobreza, corrupción. Los retos son económicos, sociales, educativos, de salud, de oportunidades, de desarrollo, de seguridad. Allí deben estar los debates y las propuestas. No en la regurgitación de un proceso político-militar que ya concluyó y que hoy se está consolidando.

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