Wednesday, March 21, 2018

Escapar hacia el centro

La encrucijada electoral de los colombianos no está fácil de resolver. El país enfrenta por primera vez en su historia reciente unas elecciones que no están siendo definidas por las FARC, como fueron todas las elecciones desde Andrés Pastrana hasta el segundo mandato de Juan Manuel Santos. Sin embargo, aún resuenan los ecos de los disparos que durante tantas décadas han atormentado a nuestro pueblo y el gran reto que tenemos por delante es decidir si regresamos a las trochas de la guerra o si avanzamos por las autopistas del progreso. La mayoría de los colombianos queremos la segunda opción, pero no todos los caminos conducen a ella.

Las elecciones legislativas del 11 de marzo nos dejaron, como se esperaba, un mapa de posibilidades y un rompecabezas de alianzas por forjar. El mapa nos muestra los varios caminos que se pueden recorrer para llegar a la Casa de Nariño, pero ninguno de ellos está definido y en todos los casos hay que ser generosos para ganar. He ahí el rompecabezas, un reto político nada fácil de resolver.

Ilustración del autor
A través de varias entregas de El Opinón por Facebook Live, que han sido ejercicios de reflexión en común con quienes después comparten sus comentarios y preguntas, hemos indagado los diversos caminos electorales y hacia dónde nos conducen. Hoy creemos que el país enfrenta una encrucijada: ¿Cómo escapar del autoritarismo? Aquí arriesgamos respuesta que da título a este artículo: Escapar hacia el centro.

En El Opinón creemos que los extremos del abanico de candidatos son quienes representan una u otra forma de autoritarismo. Quizás este no se exprese explícitamente en los discursos cuidadosamente elaborados ni en las declaraciones, pero se deja entrever a través de las rendijas de la historia y de quienes respaldan a las dos opciones más viables, de acuerdo con las encuestas.

Por la derecha

Reconocemos que no se puede afirmar que Iván Duque sea un hombre autoritario. De hecho, su personalidad y su corta experiencia lo muestran como un hombre capaz, preparado y razonable. El lastre que lo arrastra al infierno autoritario es su jefe, el senador Álvaro Uribe y quienes lo han sostenido durante varias décadas. Para Iván Duque el líder supremo del Centro Democrático es una maldición disfrazada de bendiciones.

La figura de Álvaro Uribe es capaz de convocar por su cuenta a un número muy importante de votantes, muchos de ellos convencidos de que su mano dura fue la que les abrió el paso a sus fincas y derrotó a las Farc. Algunos de ellos miran para otro lado cuando se les mencionan los crímenes de lesa humanidad cometidos durante esos dos mandatos y hay quienes se atreven a reivindicarlos porque, según ellos, “no se puede hacer tortilla sin romper algunos huevos”.

Esa sombra del autoritarismo de Uribe es la que apaga las luces democráticas de Iván Duque. A esto se suma el hecho de que a estas alturas no puede brillar con luz propia, lo que indica que tampoco sería luminoso a la hora de gobernar. Un error garrafal fue su promesa de que promovería que Álvaro Uribe fuera nombrado presidente del Congreso.

No podemos advertir con suficiente énfasis el peligro que acecha a Colombia en manos de un gobierno uribista con un congreso uribista que en cuestión de meses transformaría las cortes al uribismo, garantizando así un tránsito al dominio de una derecha nociva que buscaría perpetuarse (ya lo intentó varias veces) y que arrastraría a muchos colombianos a una nueva insurrección.

Ahí tenemos, ni más ni menos, al tan mentado fantasma del populismo castrochavista pero en manos del castrouribismo.

En el silencio de este escritorio podemos escuchar el ruido de dientes apretados y las protestas de votantes uribistas honrados que sienten desprecio por la denuncia que acabamos de hacer. A aquellos que han llegado hasta este párrafo les sugiero, con todo respeto, que antes de intentar justificar a Uribe o de construir argumentos para deshacerse de mi opinión, dediquen unos segundos a responder esta pregunta: ¿Por qué hay más colombianos que detestan a Álvaro Uribe que aquellos que lo aman?

Así como Álvaro Uribe es una figura capaz de galvanizar a millones de colombianos para que lo apoyen, su misma silueta es capaz de provocar que muchos más voten en su contra. Esto quedó demostrado en la reelección de Juan Manuel Santos cuando una inmensa coalición logró derrotar al candidato Zuluaga.

Por la izquierda

Al otro lado del espectro ronda el fantasma del autoritarismo populista encarnado por Gustavo Petro. Sus 2,8 millones de votantes obtenidos en la consulta interpartidista son una cifra impresionante que lo han potenciado y lo han convertido en una fuerza formidable. Sin embargo, su personalidad y su estilo de hacer campaña lo han convertido en un candidato que resulta tóxico para quienes quisieran aliarse con él para vencer al uribismo.

Considerando el tamaño probado de su fuerza electoral y el afecto manifestado por sus seguidores que llenan plaza después de plaza, es obvio que Petro crea que él debería ser la cabeza de cualquier coalición, ya que ninguno de los otros candidatos, excepto Duque, puede dar prueba de una cantidad similar de votos. Sin embargo, la percepción de arrogancia que aqueja al candidato y a sus más cercanos colaboradores hace muy difícil que desde el centro alguien se le acerque con intenciones de unidad. Debido a su toxicidad, las reiteradas convocatorias de Petro a conformar una alianza de centroizquierda han caído en saco roto.

En El Opinón comprendemos que la historia guerrillera de Petro ha sido ampliamente superada por su historia como desmovilizado. Es mucho más grande lo que ha conseguido desde la entrega de armas que todo lo que pudo haber hecho durante sus años de insurrección. Su trabajo como constituyente en el 91, como congresista valiente y arrollador, como alcalde de los bogotanos olvidados y como líder popular, así como sus extensos estudios y su gran intelecto, son resultados que juegan a su favor. Además, pese a su lenguaje de profesor universitario, tiene carisma para frente a las multitudes.

Pero su fuerza es insuficiente para derrotar al uribismo. Según las cuentas de hoy, le faltan al menos 16 puntos para alcanzar a Duque. Y sus posibilidades de lograr una coalición se desvanecen como si fueran de hielo en el verano.

El escape

La lección que nos queda es que, aunque concentran la mayor cantidad de votos, Álvaro Uribe (en cuerpo de Iván Duque) y Gustavo Petro ejercen un efecto similar de rechazo superior a sus propias fuerzas en el resto de los colombianos. Esto indica que cualquiera de los dos puede ser derrotado en segunda vuelta, siempre y cuando se consoliden las alianzas necesarias para lograrlo.

Este es el punto clave de esta reflexión: ¿cómo se puede construir una cuña con suficiente fuerza como para insertarse como opción viable entre los dos extremos? Una alternativa de centro con suficientes elementos sería capaz de superar a uno de los actuales líderes electorales y pasar a segunda vuelta. Una vez al otro lado, podrían consolidarse como una alternativa que logre seguir la ruta a la Casa de Nariño.

Veamos lo que queda disponible y con viabilidad: Vargas Lleras, De la Calle, Fajardo.

En principio, no veo una alternativa para que esos tres personajes consigan amalgamar un proyecto común que los convierta en la fuerza formidable que se necesita. Existen demasiadas contradicciones. Vargas Lleras tiene un inmenso aparato pero su forma de pensar ha sido más cercana al uribismo que a los otros dos. Aunque por oportunismo estaría dispuesto a sumarse, desde aquí vemos muy pocas probabilidades de que algo así suceda pues no estaría dispuesto a ser segundo o tercero de nadie.

En cambio hay un clamor nacional muy extendido que pide a De la Calle y Fajardo que busquen una fórmula para unirse y enfrentar a los otros dos. Por razones jurídicas, económicas y de edad, no es posible que Humberto De la Calle esté considerando unirse a Fajardo como su vicepresidente, pues tendría que sumar miles de millones de pesos para pagar por su consulta partidista. Además, él es el más experimentado de los dos y sería, a nuestro parecer, el más apto para negociar los próximos cuatro años de gobierno por las cenagosas aguas que nos dejan el Acuerdo de La Habana y el Congreso del 11 de marzo.

Y, ¿por qué Sergio Fajardo querría sumarse a Humberto De la Calle como su compañero de fórmula? Por dos razones básicas: 1) Esa alianza tendría posibilidades reales de ganar un puesto en la segunda vuelta y lograría concentrar suficientes fuerzas para vencer otra vez; y, 2) Porque cuatro años como vicepresidente de un hombre sensato como De la Calle lo dejarían muy bien preparado para lograr la presidencia en el 2022. Si se porta bien y cumple su labor con honorabilidad, estamos seguros de que lograría la presidencia. Él es joven y aprendería mucho en ese camino.

Aquí entendemos que esto es pura especulación y análisis de escritorio, pero en El Opinón estamos convencidos de que a Colombia le conviene más en este momento un gobierno que logre apaciguar los caldeados ánimos del presente y nos permita consolidar los extraordinarios logros alcanzados en tantos años de conflicto al fin resueltos. Por eso creemos que el escape más conveniente para el país es hacia el centro, lejos de cualquiera de los extremos.

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Monday, March 5, 2018

VIDEOS 10 minutos con el candidato

Serie de entrevistas con los candidatos para la curul de los colombianos en el exterior 2018.

Los colombianos que viven en el exterior y que están inscritos para votar pueden elegir a UN Representante a la Cámara que los represente ante el Congreso de Colombia. Esta curul ha sido ocupada por Manuel Vives, Jaime Buenahora y Ana Paola Agudelo.

En estas elecciones de 2018 los colombianos en el exterior pueden votar desde el 5 hasta el 10 de marzo en los consulados de sus ciudades de residencia y el 11 de marzo en las elecciones legislativas generales.

La serie de videos busca ofrecer a los candidatos una herramienta para darse a conocer y al público el acceso a información de primera mano y breve para poder tomar una decisión acorde con sus intereses y después de conocer a los candidatos.

ENTREVISTA A LEONARDO MEZA - CANDIDATO ASI #401
 

ENTREVISTA A GERMAN CARDENAS - OPCION CIUDADANA #401

ENTREVISTA A CHRISTIAN MANCERA MEJIA, L #403

ENTREVISTA CON FREDDY CASTIBLANDO, POLO #402

Saturday, March 3, 2018

VIDEO: Análisis del momento electoral en Colombia 2018: entre encuestas y ataques

En las encuestas repuntan Gustavo Petro e Iván Duque. El país parece avanzar hacia la polarización. El lenguaje político se vuelve tóxico. ¿Qué pasó con las opciones de centro? ¿El país solo Uribe vs. Petro? ¿Qué podemos hacer los ciudadanos para desactivar esta situación que nos tiene al borde del abismo? Esta es mi charla del 3 de marzo.

Friday, March 2, 2018

Colombia: al borde del abismo

Boxeadores, ilustración del autor
Hasta hoy el panorama electoral colombiano en el 2018 ha estado dominado de manera solapada por el Acuerdo de La Habana, solo que el proxy o avatar de esa discusión ya no es la Farc sino en el fantasma de Venezuela. Como dice el dicho, “no es lo mismo pero es igual”.

Este fenómeno queda aún más visible en los resultados de la reciente encuesta de Cifras y Conceptos para Caracol Radio en la que se percibe el crecimiento del candidato del uribismo, Iván Duque, y la consolidación de Gustavo Petro a la cabeza de las preferencias de primera vuelta. También se escucha en los choques entre estudiantes y carabineros en Popayán y las “pedradas” contra el carro de Petro en Cúcuta.

Hasta hace un par de meses el tema que comandaba el debate político era el de la lucha anticorrupción. Sin embargo, la profunda polarización que ha venido exacerbando a los electores, especialmente a través de las redes sociales, los discursos electorales y los medios de comunicación, ha vuelto a poner el tema de Venezuela en el tope de la discusión. Es como si Nicolás Maduro y Raúl Castro fueran los candidatos de la hipotética izquierda radical en Colombia o como si Carlos Castaño se hubiese levantado de su tumba y se hubiese convertido en el candidato del CD.

Al analizar estos procesos electorales no debemos olvidar que el propósito de cualquier campaña es uno solo: ganar. Para ello, hoy existe un verdadero ejército de consultores que conocen muy bien cómo realizar verdaderos experimentos de ingeniería social a través de los mensajes que sus candidatos y sus seguidores emiten.

Gráfica de Nicolás Mendoza, sumatoria de las encuestas electorales hasta el 1o de marzo. El promedio móvil es una regresión localizada tipo Loess, que es una regresión exploratoria que permite explorar una tendencia visualmente. Pondera las encuestas a partir del número de encuestados que respondieron, según las fichas tecnicas de cada encuestadora descargadas del CNE y Carcol.com.co
De ese modo, lo que ha hecho crecer a Iván Duque en las encuestas es el fantasma del castrochavismo. Es la misma fórmula que utilizaron para conseguir que más gente saliera a votar por el No que por el Sí en el Plebiscito. Si bien al comienzo de las presidenciales parecieron enfocarse en atacar a la Farc, el hecho de que Timochenko no pudiera salir a la plaza pública porque le montarían en cada lugar un acto de repudio –muy al estilo de los comunistas cubanos, por cierto—hizo que este desapareciera del panorama hasta reaparecer en un hospital a punto de ser operado. De modo que las baterías se enfocaron en Petro, que para el uribismo es el heredero natural de la Farc, aunque no lo es. Pero como la política es un asunto de percepciones…

Es una mentira insistir en que Gustavo Petro es un peligroso izquierdista que va a conducir a Colombia al sendero del Socialismo del Siglo XXI y arrastrarnos a la miseria. Sin embargo, ese mensaje ha demostrado ser muy efectivo en la campaña, como lo demuestran los incidentes en Cúcuta. Solo hay memes de la derecha que incluyen referencias al peligro de transformarnos en Venezuela o a la horda de vagos y mantenidos que quieren vivir a costa del Estado.

Por su parte, la izquierda no es inocente en este juego. Desde sus orígenes ideológicos por allá en el S. XIX ha usado un discurso que polariza y divide. En Colombia esto ha significado la demonización de la derecha, una permanente referencia a los crímenes del paramilitarismo y la corrupción –como si esta fuera patrimonio de un sector y no de todos—y, claro, la lucha de clases. En esta ocasión los activistas del petrismo no han cejado en su esfuerzo por replicar a cada mensaje de la gente de Duque o cualquier otra propuesta con un lenguaje poco amigable, por decir lo menos. Y, claro, persiguen a Álvaro Uribe a cada universidad, a cada ciudad, a cada esquina para dejarle saber que lo detestan.

Quizá dentro de la ecuación de cálculo de los operadores políticos estaba que esto haría más tóxico el panorama, nos polarizaría aún más y mantendría a la gente enojada y asustada. Esto ha hecho que cada lado saque a relucir sus guantes de boxeo y esté acechando al borde del ring esperando a entrar para agarrase con sus adversarios a la primera señal. Basta visitar cualquier foro de los medios de comunicación o abrir un ‘Live’ de cualquier cosa en las redes sociales para ver cómo cada mensaje es repelido de manera instantánea, cómo brotan los insultos de ida y de venida.

Yo creo que ese era el plan de ambas partes, el uribismo y el petrismo: polarizar el discurso para que desaparezcan las opciones de centro. Y, a juzgar por los resultados de las encuestas, tal como vemos en la ‘encuesta de encuestas’ que elabora Nicolás Velásquez y cuyas gráficas pueden verse en este artículo, lo han conseguido.

Uno de los defectos más notables de las democracias representativas es que las narrativas de las campañas se pueden manipular una vez que se han aprendido las tácticas esenciales de los sistemas electorales. Las elecciones no se ganan con la razón sino con los discursos contrastantes. Las campañas del Centro Democrático y de Gustavo Petro han hecho un gran trabajo en ese sentido.

Aunque Petro como candidato suena como un profesor universitario lleno de conceptos, números y valores, sus seguidores son mucho más elementales y han logrado descomponer su lenguaje aprovechando la contraparte que ofrecen los uribistas. El contraste es lo más útil que han encontrado unos y otros: lso uribistas atacan a Petro para identificarse y así Petro se convierte en el anti-uribista por excelencia. La táctica les otorga millones de seguidores.

Sin embargo, al país no le conviene hoy un candidato de los extremos. En cambio, y para cambiar, al país le conviene un presidente capaz de crear consensos, acuerdos, alianzas. Un candidato de izquierda no tendría capacidad de maniobra; un candidato de extrema derecha nos conduciría al autoritarismo.

Ambos candidatos, de izquierda y derecha, quieren modificar la Constitución a su acomodo para que se parezca más a la Colombia que ellos imaginan y, probablemente, para perpetuarse en el poder, experimento del que ya creíamos haber salido.

Aquí creemos que el país, gracias a su lenguaje político sobrecargado, se ha puesto entre la espada y la pared, a punto de enfrentar una tragedia que no podría empujar al abismo de la incertidublre. Lástima, porque hay opciones mesuradas y centradas que podrían lograr un mejor efecto, pero parece que es más fácil ver en blanco y negro.

Espero que las elecciones del 11 de marzo consigan desinflar un poco los lenguajes, consolidar alianzas y aclarar los términos. Y que de una vez se sepa que NO VAMOS A CONVERTIRNOS EN VENEZUELA. Es imposible. Como dice La Pulla de Semana, estamos “condenados a ser Colombia”. Así que, ¡por favor!, dejen de replicar tonterías. Y, bajémosle todos la temperatura al proceso electoral. La responsabilidad es compartida.

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