Tuesday, June 27, 2017

Colombia 2018: El peligro autoritario

No cabe duda de que en la mente de los colombianos sigue estando presente, como un fantasma, el proceso de paz que se firmó con las Farc y que el uribismo quiere modificar, el santismo proteger y el progresismo profundizar. Sin embargo, aquí creemos que es hora de usar la inteligencia política y realizar unas elecciones en busca de soluciones a los problemas prioritarios del país (inequidad, pobreza, corrupción) y admitir que este asunto de las Farc ya está en camino de ser resuelto y no es el más importante. El Opinón considera que sería un error muy grave volver a permitir que ‘el problema de las Farc’ sea lo que defina el futuro de Colombia.

"Desmovilizado", dibujo del autor.
Las elecciones de las Farc
En la historia reciente del país las Farc definieron los procesos electorales de Colombia desde el mandato de Andrés Pastrana hasta hoy. Se puede decir que a partir de la foto Pastrana-Tirofijo los colombianos votaron con esperanza o con rechazo profundo frente a un proceso de paz con las Farc.

Los dos mandatos de Álvaro Uribe fueron definidos por la guerra contra esa guerrilla. Juan Manuel Santos fue elegido como el continuador de la política de seguridad democrática que promovía Uribe. Su segundo mandato fue otorgado por la gente que confiaba en que se alcanzara a concretar el Acuerdo de La Habana.

Con eso suman cinco las elecciones decididas por las Farc: por miedo, con esperanza o directamente en contra de ellas.

Sin embargo, a este proceso electoral del 2018 esa guerrilla llega desarmada y en proceso de desmovilización. De hecho, será un partido político. Aunque ese es, de por sí, un hecho histórico que deberá consolidarse durante los siguientes dos mandatos presidenciales, ya no debería ser el factor que comande el voto.

‘Desfarcizar’ la política
En El Opinón creemos que este es el momento de sacar a relucir la inteligencia política y aplicarla. Creemos que es hora de ‘desfarcizar’ la política en Colombia y aprender a hablar con un nuevo discurso que no esté centrado en el conflicto armado –que ya ha sido derrotado en la mente y los corazones- sino en los verdaderos retos económicos y sociales que enfrentamos.

Por supuesto que hay importantes retos de seguridad pendientes y que ‘la paz’ no es un lugar a donde se llega sino un camino que se recorre cada día. Pero hay que reconocer que ese dilema estuvo centrado en las Farc durante años y esa guerrilla, como tal, ya no existe.

Si permitimos que el discurso lo vuelvan a manipular una vez más los oponentes del Acuerdo con las Farc; si volvemos a dejar que vuelvan a dividir la opinión entre ‘los que están con la paz o con contra ella’; si volvemos a comernos el cuento de que lo más importante para nosotros es definir lo que debe suceder con los ya desarmados exguerrilleros de las Farc; en cualquiera de estos casos, caeremos en la trampa populista con la que quieren encerrarnos para empujarnos a cometer un nuevo error.

El peligro autoritario
El poder busca perpetuarse. La misión de quien detenta el poder es garantizar su continuidad en él. Por eso el populismo de hoy (de izquierda o de derecha) es una herramienta tan poderosa y ha logrado estruendosos éxitos: el Brexit, la elección de Trump, el Plebiscito en Colombia, la actual situación de Venezuela. Esos son algunos de los ejemplos de los resultados que se pueden obtener con la manipulación de la opinión con las herramientas de esa nueva forma de populismo.

En Colombia, la estrecha visión que nos proponen (paz o guerra) abre las puertas para que los propagandistas del terror y los creadores de imagen política se centren en ese tema y vuelvan a manipular el voto de los colombianos. Esa es una puerta amplia hacia el autoritarismo.

En nuestro parecer el uribismo comete un grave error al centrar el dilema electoral en el Acuerdo con las Farc, pero entendemos que es una herramienta fácil de manipular y muy útil para recaudar votos. Sin embargo, sería irresponsable e históricamente erróneo incitar al voto como si la hubiese que definir ‘en contra o a favor de las Farc’.

Lo irónico de ese pensamiento y de la supuesta ‘amenaza castrochavista’ es que son ellos mismos, los uribistas, quienes están abriéndole la puerta a esa posibilidad con su insistencia en ese miedo. Agitar el cascabel del castrochavismo tiene el potencial de conducirnos hacia un gobierno autoritario de derecha en poder de la alianza en torno a Uribe, pero también puede provocar una reacción visceral del votante que le abra las puertas a un progresismo de izquierda más agresivo, precisamente su mayor temor.

Desde esta tribuna queremos promover una discusión más madura, razonable y adulta acerca de los verdaderos problemas del país y cómo resolverlos: inequidad, pobreza, corrupción. Los retos son económicos, sociales, educativos, de salud, de oportunidades, de desarrollo, de seguridad. Allí deben estar los debates y las propuestas. No en la regurgitación de un proceso político-militar que ya concluyó y que hoy se está consolidando.

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2 comments:

  1. Desde que prevalezca esa Inequidad, Pobreza, Corrupcion, habra espacio para la insurreccion ...llamemosla FRC, MOIR, ELN, Mano Negra, Falangistas... Conjuga esto con la dependencia insaluble que tenemos el Tio Sam desde hace siglos y tendras tensiones geosociopolicas y economicas muy dificiles de soventar :(

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  2. Creo que inequidad y pobreza se pueden unir en un solo flagelo. La I puede ser de Injusticia e Impunidad. Ademas, oportunidad mas impunidad resulta en corrupcion. Espero que el pueblo (ojala en su mayoria) decida votar por gobernantes honestos que de verdad quieran pelear contra esos tres inmensos problemas que agobian nuestra gente. PS: me gusta el dibujo del autor.

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