Wednesday, November 9, 2016

Luchar más fuerte

Ganó la sombra. Está claro que era más grande y poderosa de lo que calculábamos. Quizás habíamos dejado de mirar o sencillamente no la veíamos. Pero allí estaba, agazapada, escondida en la oscuridad del corazón. Allá estuvo siempre aunque dejamos de reconocerla. Nos convencimos –tontos nosotros- de que estaba derrotada. Y, desde ese rincón cada vez más grande, saltó como bestia malherida y nos arrebató el sueño.

La sombra hoy tiene cara de magnate, palabras de bruto, mirada de odio. La sombra hoy tiene cara de vecino, palabras de ex amigo, mirada de supremacista blanco o latino. La sombra tiene olor a Napalm y un dedo en el más peligroso de los botones, tiene capuchas blancas y muchos AR-15 escondidos en los pantanos. La sombra es despiadada, le falta corazón, es ruda, gris, perversa y no respeta formalidades. La sombra está enojada, está confundida, cree que le hemos hecho daño y quiere castigarnos. Olvidó que llegó aquí en un barco de refugiados y se bajó en un puerto con la cara sucia y que trabajó los peores oficios. Ahora que nos mira desde su ventaja de los tiempos, la sombra está convencida de que sólo a ella le pertenece lo que hay en estas tierras. Quiere cerrarnos la puerta en la cara y, si pudiera, se desharía de nosotros. Probablemente hará el ademán y es posible que hasta comience a ejecutar la obra.

¿Qué hacer? Esa es la pregunta en boca de todos los que, con temor, vemos el ascenso del terror. ¿Qué hacer ante el peligro? ¿Acaso amainará sus mañas y se amilanará ante la dimensión del trabajo? Tal vez no. Quizás lo asuma como hasta ahora, como un juego perverso, como un programa de televisión que está transmitiéndose las 24 horas al día y donde lo que importa son las apariencias, no las realidades.

¿Qué hacer? Luchar, es mi respuesta. Luchar más y mejor. Ser más efectivos, ser más precisos, ser más atrevidos. Recobrar los espacios perdidos, avanzar donde haya posibilidades y resistir donde sea urgente. Habrá que sumarse a otras causas, multiplicar los propósitos, vencer más miedos. Habrá que hacerse millones donde éramos cientos. Habrá que despertar a quienes duermen, agitar a los perezosos, mover a los paralizados.

Habrá que ser más valientes, habrá que ser más duros, habrá que ser más fuertes. Habrá que aprender a reconocer nuestras debilidades y convertirlas en fortalezas, aprender a distinguir sus debilidades y concentrar en ellas nuestros esfuerzos. Habrá que cambiar el lenguaje, aprender nuevos oficios, diseñar nuevas estrategias, abrir nuevos caminos. Habrá que encontrar nuevas metas, nuevas tácticas, nuevos destinos.

Habrá mucho que aprender. Ha llegado la sombra a comandarnos y tendremos que aprender a resistir y a contrarrestar sus intentos por dominarnos. No podemos permitirlo. Que nos sirva de acicate para el crecimiento.
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