Wednesday, September 7, 2016

Aún hay tiempo para cambiar de opinión

 Falta casi un mes para el día del Plebiscito. Todavía queda tiempo para reflexionar y cambiar de opinión. Sin embargo, no creo que haya mucha voluntad de cambio.

"Nubes claras", foto del autor
La mayoría de los colombianos hemos tomado una decisión o estamos bastante inclinados en una u otra dirección. El número de indecisos es pequeño y las posibilidades de alterar los resultados son escasas. Los del No están arranchados en su posición y los del Sí no encuentran cómo llegar a ellos. Lo mismo podría decirse desde el otro lado. En otras palabras: seguimos en guerra. Por fortuna, en esta ocasión hablan los votos y las palabras y no los fusiles. Esa es una gran ventaja.

Una buena parte del problema es que la información que se propaga no es la mejor y su utilidad es política. Se hace uso de eslóganes, memes, gráficas adulteradas, fotos falsificadas, viejos videos y se modifica el contenido de los Acuerdos o se los reinterpreta para provocar temor, rabia, desprecio por lo que los negociadores han alcanzado.

Desde el lado del Sí también se vilipendia, se insulta, se desprecia, se desprestigia, se ataca. Los argumentos siguen siendo, a) demasiado simplistas (ya alcanzamos la paz) o, b) demasiado complicados (hay un elitismo en las comunicaciones).

Aunque el tema es complejo, nuestras pasiones nos han empujado en una u otra dirección. Quienes ya saben que votarán por el Sí no son las personas a quienes debe ir hoy dirigido el mensaje. En este momento el esfuerzo debe estar concentrado en cambiar votos del No y en impulsar a los indecisos. Eso no se logrará con la agresividad que se percibe en muchos de los mensajes y los mensajeros ni con la complejidad del lenguaje legal que predomina hasta el momento.

Para construir la paz que anhelamos tenemos que mirar mucho más allá del 2 de octubre. Después del voto, e independientemente de su resultado, los colombianos tendremos que seguir conviviendo entre nosotros y nuestras contradicciones. Estas no desaparecerán sin o que se harán más evidentes a partir de entonces. El proceso de desmovilización, desarme, justicia y reparación tomará varios años y el debate se mantendrá vivo durante muchos meses, años. Por eso es clave que desarmemos los corazones y busquemos, con creatividad, nuevas formas de acercarnos unos a otros en busca de consenso.

Está claro que el Sí apuntala un proyecto político y el No apuntala otro. Pero ese voto no es un referendo a Santos o a las FARC ni un referendo a Uribe: el Plebiscito, como la paz que debemos construir, es de los colombianos y de ello debemos apropiarnos a todos los niveles.

Aquí seguiremos buscando estrategias, herramientas y reflexiones que nos ayuden a proyectar este esfuerzo mucho más allá del 2 de octubre. Pero, primero, hay que llegar a esa fecha con los mejores números posibles para el Sí.
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