Sunday, September 23, 2012

La autodestrucción de Mitt Romney

Los acontecimientos de los últimos días me han convencido de que Mitt Romney no cree que pueda ganarle a Barack Obama y que esa convicción lo está llevando a su autodestrucción. Sus amigos en el partido republicano comienzan a creérselo también. Y, los votantes, a quienes no les gusta perder, están comenzando a verlo con claridad.

(Publicado originalmente 09/18/2012) http://especiales.caracol1260.com/eleccionesusa/noticias/la-autodestruccion-de-mitt-romney/20120918/blog/1763411.aspx

Quizás los largos años en busca de la candidatura y la necesidad de lograr el apoyo de dirigentes de un partido cada vez más radicalizado obligaron a Romney a cambiar sus convicciones y esto lo llevó a dejar de ser un líder para convertirse en un seguidor. Con tal de obtener la nominación, estuvo dispuesto a hacer lo que fuera necesario, pero ese curso ha mostrado ser demasiado caro, pues le ha costado su autenticidad.

Sus apariciones en los últimos días dan cuenta de un hombre que atraviesa por un profundo conflicto interno. Acosado por amigos y oponentes, se lo ve confundido a la hora de dar declaraciones, sin brillo para construir frases al vuelo. Un error lo conduce al siguiente. Romney rehuye la mirada de sus interlocutores y parece hablarle a una audiencia ausente, a un punto fijo en un lugar indeterminado entre él y aquellos a quienes se dirige. Está extraviado y lo sabe, pero no sabe cómo evitarlo, precisamente porque no está siguiendo su propio camino, sino el que le imponen sus aliados.

El candidato republicano está haciendo todo lo posible por hacer realidad ese deseo inconsciente de perder en noviembre y además está rodeado de colaboradores de un partido que ha hecho de la arrogancia un valor y de la falsa valentía un hito y, por lo tanto, no se pueden dar cuenta de ello. Sólo así puede entenderse que, precisamente cuando millones de personas viven la tragedia diaria del desempleo, el subempleo, la falta de dinero, la ausencia de recursos, Romney y su campaña deciden demeritar, castigar y despreciar a esas personas en necesidad.

Si estuviéramos en un momento de boyante economía en el que apenas unos pocos se encontraran en esa situación, se entendería el discurso republicano à la Reagan que convirtió en conservadores a la mitad de los estadounidenses. Pero, ¿justamente en medio de esta crisis tan espantosa se pone Mitt Romney a burlarse del 47 por ciento de los estadounidenses diciendo que se creen víctimas sin voluntad que sólo quieren más asistencialismo? Es señal de rampante ingenuidad que crea que quienes reciben estampillas de comida o seguro de desempleo o cualquier otra asistencia del gobierno apoyan a Obama y, por ende, los que no reciben esa asistencia son seguidores de Romney.

Pero quizá la más clara señal de derrotismo en la campaña es el hecho de que en un evento privado el candidato se atreva a otorgarle a su oponente, sin cortapisas, el 47 por ciento del electorado y que esto no provoque una rebelión entre sus filas.

La campaña de Romney necesita un serio ajuste, una transformación profunda para la que no les queda tiempo. La sociedad actual está en crisis y requiere de una sensibilidad que está ausente en el partido republicano, donde hoy se valora la dureza de carácter y no se aprecia a quien requiere de ayuda (excepto como sujeto de caridad, ya que esta da puntos en el cielo).

Desde el momento que decidieron que esta sería una batalla ideológica y no una lucha pragmática, los mismos republicanos abrieron la trocha por la que van rumbo a la derrota. Convencidos de que poseen la verdad, los radicales conservadores siguen forzando el curso cada vez más a la derecha y no dejan que se corrija. Además, cuentan con un líder que, en vez de conducirlos, los sigue hacia el abismo. Si no reaccionan pronto, la catástrofe electoral será de proporciones mayores.

Quizás es que a los republicanos les hace falta una crisis que los despierte y los obligue a reconsiderar los valores que con insensibilidad, promueven. Es la lección que, aunque tenga razón, eventualmente le toca recibir al más rudo del barrio. En todo caso, parece que se están llevando en esa dirección con el mismo abandono autodestructivo de su candidato.

Romney necesita ayuda, pero no se puede ayudar a quien, por arrogancia o por ignorancia, cree que no la necesita.

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