Sunday, September 23, 2012

Políticos ciegos para votantes sordos

Aunque la realidad del bolsillo es muy concreta, hablar de economía es aburrido. La mayoría prefiere quedarse con los eslóganes de campaña. Por eso los políticos simplifican sus mensajes hasta convertirlos en píldoras mágicas que solucionan los problemas de la nación y de los hogares tal como lo desea la gente: pronto y sin dolor.

(Pubicano originalmente 05/16/2012) http://especiales.caracol1260.com/eleccionesusa/noticias/politicos-ciegos-para-votantes-sordos/20120516/blog/1689377.aspx

Las propuestas de los candidatos en EEUU son opciones muy similares a las que tuvieron en frente los franceses y los griegos en días recientes: la austeridad de la derecha vs. el estímulo de la izquierda.

En el centro de ambas políticas hay un dilema astronómico: la deuda fiscal, que este año alcanzará el billón y medio de dólares. Sin embargo, ambos partidos pretenden reducir esa deuda aplicando políticas que, al contrario, la incrementan.

Los republicanos buscan reducir el déficit fiscal con recortes de gastos del gobierno, una píldora amarga y difícil de tragar. El GOP no plantea una reducción en defensa –de hecho, Romney propone un incremento en ese frente—sino en los programas sociales, conocidos en inglés como ‘entitlements’. Para dorar esa píldora, hablan de reducir aún más los impuestos, especialmente para quienes ya disfrutan de serios recortes impositivos, con la ilusión de que los empresarios reinyectarán ese dinero en la economía creando empleos, algo que hasta ahora no se ha visto. Hasta ahora las grandes corporaciones han preferido mantener el capital en sus manos en vez de invertirlo para generar crecimiento.

Por su parte, los demócratas proponen seguir utilizando al gobierno como gran empleador y como instrumento de reactivación económica. También proponen seguir reduciendo impuestos para la clase media, aunque insisten en que los más ricos deben pagar más. En vez de reducir los programas de asistencia social o ‘entitlements’, los demócratas proponen usar el dinero de los contribuyentes para sostener la ayuda a quienes lo necesitan, con la convicción de que ese dinero, al circular a través del comercio, ayudará a acelerar la economía.

En ambos casos, se trata de un espejismo. Ambos partidos proponen pagar la deuda y reactivar la economía reduciendo los impuestos. Los republicanos se tapan las narices y suponen que las familias que dejarán de recibir ayuda del estado de alguna manera se ‘reactivarán’ y saldrán adelante. Los demócratas, por su parte, se tapan los oídos y confían en que la reactivación económica alcanzará algún día a quienes reciben esa ayuda y regresarán al ciclo laboral realizando sus propios aportes. En otras palabras: quieren convencernos de que es posible salir del atolladero económico y del inmenso déficit fiscal, sin que nos cueste ningún esfuerzo.

Ambos partidos se equivocan: para salir de este lío será necesario hacer sacrificios, tanto los ricos, como la clase media y los pobres. Pero hablar de sacrificios suele ser una vía directa a la derrota electoral. De manera que, en vez de plantear con claridad las soluciones, las campañas están centradas en demeritar y desprestigiar al oponente. La guerra sucia es una ruta más segura de conseguir votos, sin necesidad de mostrar demasiado.

Demócratas y republicanos han hecho gala de su extraordinaria incapacidad para hacer propuestas realistas que de veras nos permitan tomar una decisión acertada. Pero, seamos sinceros: a los votantes nos resulta aburrido hablar de esas cosas y preferimos votar con nuestras convicciones ancestrales por delante, incluso si eso significa enterrarnos en la inoperancia. ¿Por qué, si no, los republicanos siguen eligiendo a miembros del Tea Party que garantizarán una mayor parálisis ideológica en el Congreso?

¿Dónde está la razón? ¿Se la tragó la ideología?

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