Sunday, September 23, 2012

La silla ocupada y las promesas vacías

El monólogo de Clint Eastwood durante la Convención Nacional Republicana quedó en la memoria de los estadounidenses mejor grabada que la imagen del candidato Mitt Romney. Lo que pareció en principio una buena idea, al cabo de las horas probó no serlo. Sin proponérselo, gracias a "Harry el sucio", los organizadores de la Convención pusieron en el escenario al presidente Barack Obama, su archienemigo. Qué ironía!

(Publicado originalmente el 09/04/2012 ) http://especiales.caracol1260.com/eleccionesusa/noticias/la-silla-ocupada-y-las-promesas-vacias/20120904/blog/1755637.aspx

Esto no habría sido problema si después Romney hubiese pronunciado un discurso memorable. Lo cierto es que a la mañana siguiente de la Convención, el candidato había sido relegado a un segundo y tercer planos. Las redes sociales estallaron con chistes, comentarios y reflexiones acerca de la silla vacía en vez de hablar del discurso del candidato.

Este error táctico demuestra un error estratégico del partido republicano. El hecho de que el mensaje se pierda a causa de un momento de comedia es señal de que el mensaje está vacío y que no tiene resonancia entre el público. Romney puede prometer que creará 12 millones de nuevos empleos, pero si no da ni una señal de cómo va a crearlos, bien podría haber dicho que creará tres o treinta millones: ¿cómo creerle? Lo mismo pasa con otras de sus promesas: sin detalles, sin señales de cómo piensa llevarlas a cabo, siguen siendo promesas vacías.

Los republicanos trataron de cambiar su imagen durante los días de la Convención, presentándose como sensibles y preocupados por los pobres. A través de sus dicursos, los republicanos nos informaron que quieren ayudar a los pobres con caridad, no con programas sociales.

En su discurso Romney dijo que habría querido que el presiente Obama triunfara en su gobierno, pero desde su primer día de gobierno del presidente Obama juraron que trabajarían para impedir su reeleccion. Mitch McConnell lo sijo explícitamente: "Vamos a hacer del presidente Obama un presidente de un solo término". Al dia siguiente el The New York Times publicó un editorial en el que acusó a Romney de querer cambiar la historia.

Las Convenciones son un circo cuidadosamente elaborado. En esta el Comité Nacional Republicano manejó cada palabra del discurso… excepto el de Clint Eastwwod, y ya sabemos el resultado.

En todo caso, millones de personas en el país ya tienen una imagen de Mitt Romney a partir de lo que escucharon la noche del jueves. Y muchísimas de esas personas no volverán a escuchar un discurso, porque no les interesa, de modo que su decisión está tomada, más allá de lo que suceda en estos tres meses. Esa es la belleza (e importancia) de las convenciones: son la vitrina más importante para dar a conocer a los candidatos y sus propuestas.

¿El efecto? Casi nulo. Una encuesta de Gallup (http://www.huffingtonpost.com/2012/09/03/mitt-romney-convention-speech_n_1851804.html) indica que republicanos y demócratas mantienen su decisión pre-convención. De los independientes, el 36 por ciento dijo que se inclina más a votar por Romney pero el 33 por ciento dice que no lo haría.

¿Cómo no va a ser así, si el mejor momento de la Convención fue la fantasmal aparición del presidente Obama? Ah, y Paul Ryan, con un discurso estructurado e inteligente y una buena manera de pronunciarlo, pero los vicepresidentes nunca han decidido las elecciones.

Si los demócratas no cometen un error al estilo de Harry el Sucio en su Convención en Charlotte, donde también estaremos, es posible que ellos obtengan un mejor impulso en las encuestas. Por ahora, creo que algún estratega republicano debe estar sintiendo el calor de las brasas de su garrafal error al promover la presentación de Clint Eastwood acompañado por la silla, que probó que estaba menos vacía que las promesas de Romney.

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